Relatos salvajes: o de los animales que somos cuando nos provocan

 

Por Carla de Pedro

 

 

Cuando vi ésta película, bajo recomendación de un amigo de mi esposo hace algunos años, no esperaba nada  de ella, pero ya tras la primera y muy breve historia me encontraba atrapada por una película que terminaría por asustarme, de tan terrible, pero a la vez por fascinarme, de tan divertida y conmovedora. Esta extraña mezcla dejó en mí un sabor agridulce que vale la pena volver a saborear y  compartir, es por eso que he decidido escribir un poco sobre esta maravilla de película argentina.

Conformada por seis historias que van del drama a la comedia negra, Relatos Salvajes retrata el lado más oscuro de nosotros, un lado que surge de nuestro instinto, de nuestras tripas, de lo terrible que es ser un ser humano en un mundo degradado.

Está película trata de un hombre cuyo auto ha sido llevado al corralón; de una mujer que descubre en plena boda que su esposo la ha engañado; de un niño rico que ha atropellado a una mujer embarazada; de una mesera en una situación ventajosa ante su enemigo; de dos hombres en una guerra a muerte que surge de una simple pelea de carretera, y de un loco que quiere estrellar un avión contra sus padres.

 

¿Quién no quisiera encontrarse cocinando para el hombre que llevó a tu padre al suicidio?, ¿quién no quisiera desquitarse de un sistema burocrático y corrupto que te ha arruinado la vida?, ¿quién no quisiera llevar a todas las personas que te han lastimado en un mismo avión hacia la destrucción? , todo ello aborda esta película de ira, dolor y situaciones límite.

En lo personal, mis dos relatos salvajes favoritos son la historia del Ingeniero Bombita, un héroe auténtico en una sociedad kafkiana; así como el relato de la boda, titulado «Hasta que la muerte nos separe«, que narra una historia de amor verdaderamente apasionada, con todo lo terrible que conllevan las pasiones.

Pese a lo alucinante que pueden llegar a ser las historias que este film nos muestra, uno termina de ver Relatos Salvajes con una sonrisa en la boca, pues Damián Szifron logra un equilibrio entre lo terrible, lo divertido y lo conmovedor. Definitivamente es una película que no se pueden perder.