Reseña de I Lost my Body de Jérémy Clapin

 

Por José Luis Ayala Ramírez

Twitter: @ayala1788

 

 

El cine de animación francés siempre es sinónimo de frescura, madurez y artesanalidad. I Lost my Body posee estos elementos fusionado con una historia llena de simbología y de reconciliación personal para entregarnos un producto tan analítico como emocional, con el gusto por los detalles en su cuidadosa animación pero sin temor a dar un salto suicida con una historia totalmente atípica, surreal pero también muy humana.

Una mano cobra vida para ir en busca del resto de su cuerpo del cual ha sido separado, mientras lo hace recuerda aquellos momentos importantes que paso antes de que fuera amputada. Esta es la caótica historia de I Lost my Body que se divide así en dos líneas narrativas muy bien definidas, por un lado la odisea de la mano para regresar con su cuerpo y por otro la historia de Naoufel, un chico tocado por un trágico destino y que ve a partir de un acontecimiento la oportunidad de reconciliarse con la vida.

La primera línea narrativa es surrealismo puro mezclado con una especie de género de aventuras que tiene acción por las calles de París(atención a todo el diseño artístico), con la mano saltando de edificios, escapando de ratas, recordando algunos pasajes de su vida como tocar el piano. La segunda línea es un cambio de tono que va a un cine más personal, menos kamikaze pero emocional, seductor, melancólico y también trágico, narrado con mucha inteligencia a través de flashbacks y referencias de lo que acontece en ambas líneas temporales gracias a un montaje perfecto y sobre todo la excepcional banda sonora de Dan Levy, la mejor del año con toda seguridad.

El resultado final de I Lost my Body es fascinante en todas sus partes, ya sea por su destacada animación, la madurez de su guion o la ejecución en pantalla, se trata claramente de una de las mejores obras de animación de los últimos años.

Ganadora del Gran Premio en la Semana de la Crítica en el Festival de Cannes, I Lost my Body supone la consolidación del animador francés de Jérémy Clapin, quien hasta este momento era únicamente por dirigir cortometrajes, pero que con largometraje (su opera prima) rápidamente se convierte en uno de los directores europeos más interesantes de esta técnica cinematográfica.