Reseña de la obra de teatro “La exageración” de David Olguín

 

Por Víctor Daniel López  < VDL >

Twitter @vicdanlop 

 

 

«Yo no confío en vivir sin teatro.»
Chéjov

 

El teatro se trata de exagerar: las emociones, las ideas, la vida. Dramatizar tanto la cotidianeidad de las cosas como lo extravagante del ser humano y sus historias. Todo se trata de una exageración, y alrededor de ella es que el dramaturgo mexicano David Olguín escribió esta obra para poder abordar la percepción del teatro, así como la disyuntiva que existe entre el teatro clásico y el moderno, qué es lo que los diferencia, qué rumbo toman las obras pertenecientes a una y qué rumbo las que corresponden a otra. La exageración es una puesta que permite al espectador reflexionar, junto con los dos protagonistas, acerca del concepto del teatro y sobre qué los mueve a hacer lo que hacen. Un viejo melancólico (Mauricio Davison, actor predilecto de Juan José Gurrola) y una joven recién egresada de la carrera de actuación (Mar Aroko) se encuentran justo antes de ensayar la obra en la que ambos colaboran, y entonces, durante su espera al director, comienzan a discutir acerca de la pasión que comparten, el primero haciendo uso de los años de experiencia y su inclinación por el teatro de antes; la segunda exponiendo el giro que el teatro ha tomado durante los últimos años, tratándose más de la exageración de la propia emoción e idea, que de una historia cualquiera. ¿Quién de los dos tiene razón? El excelente guion, con varios guiños poéticos, termina siendo un ensayo en donde se desentraña al teatro sólo para así poder ser homenajeado. Y eso termina siendo, un homenaje a ese arte que sólo requiere, como los demás, de la expresión artística, sincera, visceral, transparente y con un trabajo de calidad. Los actores dan vueltas por el escenario tan cerca del público, gritan y exageran, cada uno a su estilo, para poder dar con el sentido del teatro, descubrir la utilidad que tiene para ambos y para el mundo. Múltiples referencias surgen en la casi hora y media, desde Bernhard hasta Chéjov. La puesta es sincera, Mauricio Davison demuestra como siempre su talento, hasta en la mirada, en sus manos, en el modo de andar, nos recalca a todos eso único que sabe hacer (“¡actuar, niña, actuar!”). Mar Aroko va subiendo de tono hasta que logra estallar en un cuadro actoral que logra la máxima exageración de las ideas que quiere darle entender a su compañero, sobre el por qué puede tratarse de sólo sentir y expresar, como la ira. Una actriz que recién va entrando a ese mundo de magia, y otro que ha logrado llegar a la cima y se encuentra casi ya de salida. Dos generaciones tan lejanas pero unidas por el mismo hilo transparente que los ata. La cercanía entre la realidad y la ficción. La búsqueda insaciable de ese otro ser, del ser uno mismo. La experiencia vivida contra la juventud hambrienta de sólo poder expresar su rebeldía, de ser diferente. Y justo en ese punto de equilibrio, la sabiduría y la verdad que da la razón de ser al teatro, ese arte que nos involucra a todos y que nos hace salir diferentes, viendo las cosas de distinta forma a como entramos.

La exageración se estará presentando en el teatro “El Milagro” hasta el 09 de febrero y en el teatro “La Gruta” del 14 de febrero al 29 de marzo en los siguientes horarios: Viernes 20:30 horas, Sábados 19:00 horas y Domingo 18:00 horas.

 

«El teatro es una metafísica de la vida. Partimos de la nada, para luego regresar a la nada. Y florecemos con el corazón en la mano y la piel tatuada de aventuras.«