Reseña de “La historia interminable” de Michael Ende

 

Por Víctor Daniel López  < VDL >

Twitter @vicdanlop 

 

 

Bastián Baltasar Bux es un chico que huye de su propia historia en la que lo abruman los problemas del colegio, derivados de los chicos malos que abusan de él, se ríen de él, además de que nadie lo pela y pareciera no tener amigos. Así es cuando su historia da un giro al encontrar aquel libro de tapas de seda color cobre, cuya portada muestra a dos serpientes en círculo devorándose entre ellas, el ouroboros, aunque no se le menciona como tal pero que bien sabemos lo que significa aquello: el eterno retorno. Una historia sin fin. La misma historia repitiéndose una y otra vez. La historia sin contar. La historia que deriva de otras historias, y que a su vez, es comienzo de otras. La historia, también, que logra compaginarse con el mundo de otra distinta. Aquel libro lo roba de la librería donde fue a esconderse, como todos los que nos escondemos en los libros, o en las películas, en las canciones, o en la poesía, cuando queremos olvidarnos un rato de nuestra historia real que a veces pareciera ser aburrida, monótona y sin chiste. La historia interminable se lee en la portada, y Bastián, sintiéndose extrañamente atraído por él, como cuando a uno lo atraen cosas inexplicables, deja que la historia se meta muy dentro de él, o al revés, quién sabe. A partir de entonces, el niño gordo a quien nadie pareciera importarle ni prestarle atención, se ve repentinamente seducido por varias aventuras que no lo dejarán comer ni dormir ni salir del sótano del colegio en donde se esconde, alejado del mundo, pero para sumergirse en otro, lejos, muy lejos, donde hay otras tierras diferentes a las nuestras, seres diferentes a nosotros, extraños, un mundo donde todo y nada puede suceder, nada porque está siendo invadido por la NADA, y por eso es que necesitan ayuda para salvar la extraordinaria tierra de Fantasía.

En La historia interminable”, del escritor alemán Michael Ende, leemos a la par dos historias que parecieran diferentes y tan distantes una de otra. La de Bastián, nuestro chico, y la de Fantasia con sus seres y tierras extrañas, y una Emperatriz Infantil que se está muriendo y, si eso sucede, toda Fantasia desaparecerá junto con ella, devorada por la Nada que se extiende cada vez más, devorando todo a su paso, esa Nada indescriptible, pero que cuando se la ve, aseguran, es como si uno se quedase ciego, y eso queda, un vacío que lleva a la nada. Bastián entonces queda atrapado también en la historia, conociendo cantidad de personajes con los que simpatiza, pero más aún, Atreyu, el joven valiente que fue llamado por la Emperatriz para otorgarle una misión de suma importancia, la cual representa la única posible salvación de todo el reino. Bastián comienza a admirar a Atreyu, quiere ser como él. Y desde aquel otro lado del mundo le grita para apoyarlo, desea hablar con él, siente la historia, la historia de aquellos otros en la suya propia, ignorando ya las horas que pasan y todo cuanto acontece a su alrededor en el mundo “real”, de él. Bastián desea que Atreyu alcance su misión, desea que la Emperatriz se salve, desea con todo su ser que Fantasia siga existiendo, que la salven, desea ayudarles a todos.

La historia interminable”, obra fundamental dentro de la literatura juvenil, ha sobrevivido a las décadas, donde niños, jóvenes y adultos la siguen leyendo y disfrutando, siguen aprendiendo y creciendo junto con ella. Porque al igual que Bastián, a veces también deseamos escapar de algo, de nuestras propias historias, y vivir otras que aunque sean ajenas, la verdad es que siempre nos traen de regreso a la nuestra. Porque nos vemos reflejados en los personajes que seguimos, nos identificamos, porque sentimos junto con ellos, lloramos, reímos y nos asustamos. Porque nos traen verdades que a veces no queremos ver o nos cuesta trabajo de aceptar. Porque nos reconcilian con nosotros mismos. Historias que nos acompañan, otras nos salvan, y algunas solamente nos muestran que puede haber otros mundos diferentes al nuestro, pero al final, son siempre los mismos sentimientos y los mismos miedos, los mismos deseos y las mismas emociones de todos los tiempos. La historia interminable” es una obra exquisita y disfrutable para todos, sin edad, una obra cuyo principal mensaje es reflejar la pasión por los libros, la magia de leer y todo lo que conlleva cuando uno pasa horas y horas sentado al leer una historia, a veces olvidándose de todo lo demás, de dormir y hasta comer. Bastián nos demuestra que podemos ser quienquiera que queramos ser, y nos enseñará valores como la lealtad, la amistad y el autoconocimiento. Nos dará varias lecciones al comparar la historia que estamos leyendo con las historias que cada uno de nosotros cargamos y vivimos. Nos ayudará a descubrir otras maravillosas. Adentrarnos en seres extraordinarios y paisajes con los que jamás soñamos. Inventarnos historias. Imaginar las que no logramos saber su final o que se quedaron sin concluir. Bastián hará todo por ayudar a Atreyu, Fújur, a la Emperatriz Infantil y a toda Fantasia, ¿pero quién lo ayudará a él? A veces descubrimos que hay ciertas cosas que nadie más puede ayudarnos, salvo nosotros mismos; que hay misiones que no pueden corresponder a otros, y que para volver a casa, tendremos primero que volver a nosotros,pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión”.

 

Las pasiones humanas son un misterio, y a los niños les pasa lo mismo que a los mayores. Los que se dejan llevar por ellas no pueden explicárselas, y los que no las han vivido no pueden comprenderlas. Hay hombres que se juegan la vida para subir a una montaña. Nadie, ni siquiera ellos, puede explicar realmente por qué. Otros se arruinan para conquistar el corazón de una persona que no quiere saber nada de ellos. Otros se destruyen a sí mismos por no saber resistir los placeres de la mesa… o de la botella. Algunos pierden cuanto tienen para ganar en un juego de azar, o lo sacrifican todo a una idea fija que jamás podrá realizarse. Unos cuantos creen que sólo serán felices en algún lugar distinto, y recorren el mundo durante toda su vida. Y unos pocos no descansan hasta que consiguen ser poderosos. En resumen: hay tantas pasiones distintas como hombres distintos. La pasión de Bastián Baltasar Bux eran los libros.