Reseña de “Tiempos Recios” de Mario Vargas Llosa

 

Por Víctor Daniel López  < VDL >

Twitter @vicdanlop 

 

 

Bien es cierto que ha sido controversial el discurso político que ha tomado Vargas Llosa en los últimos años, pero si algo es seguro, dejando a un lado esta posición, es que él es uno de los más grandes escritores que ha tenido Perú y el continente. Vargas Llosa es un maestro en las letras, un genio en la literatura contemporánea. Tras su último libro La llamada de la tribu”, regresa ahora con Tiempos Recios”, una novela de corte histórico y político, retomando su pasión por la investigación y recreación de una Latinoamérica de décadas atrás, en donde las sociedades fueron las más perjudicadas ante gobiernos totalitarios que oprimían la libertad y cualquier movimiento que tuviera intenciones de derrocarlos; una América Latina que luchaba por la democracia y que, a costa de ello, sufrió mucho, y que poco a poco se fue volviendo un barco navegando a la deriva, sin ninguna dirección fija.

Tiempos Recios” nos regala un excelente trabajo tanto periodístico como narrativo, volviendo el autor a sus mejores años en donde sus obras más aclamadas fueron las primeras. Esta sensacional novela histórica nos hace recorrer un camino a través de Centroamérica, en donde países como Guatemala, Nicaragua, República Dominicana y El Salvador, luchaban contra las peores dictaduras que jamás tuvo el continente, gobiernos de derecha aliados a los Estados Unidos para seguir dándole poder al país ya más poderoso del mundo. Latinoamérica, ese “patio trasero” del país norteamericano, se encontraba sumido en la peor miseria y en una desigualdad total entre clases sociales, escasez de recursos y ausencia de condiciones básicas, ya no digamos para el desarrollo, sino tan sólo para sobrevivir.

La historia se centra principalmente en la historia de Guatemala, justo después de la Revolución de Octubre que logró derrocar al gobierno de Jorge Ubico, teniendo así las primeras elecciones libres que dieron el poder a Juan José Arévalo, y que Estados Unidos tachó de comunista y de aliado al gobierno de la URSS. Vargas Llosa nos habla de aquella diferencia tan distante entre la realidad y lo que quería a dar a conocer el país y las empresas gringas. El autor peruano nos habla de la corrupción total y malas decisiones que habían venido liderando a Guatemala durante las últimas décadas, despuntando más durante el gobierno autoritario de Ubico; su relación con los Estados Unidos, y en especial, con la United Fruit Company, empresa multinacional que tenía sedes en países como Cuba, Colombia y Guatemala, para producir y comercializar frutas de casi todos los países de esa parte del continente, con privilegios exclusivos y aterradores como la exención de pagos de impuestos, el abuso inaceptable de la mano de obra de obreros y campesinos, y el apoyo bárbaro e inhumano a los golpes de estado que se estaban dando para acabar con la mafia de la que era partícipe. Vargas Llosa nos habla de aquel José Arévalo con sus ideales de libertad y equidad, sus reformas en el modelo político-económico para lograr mejoras sociales que fueran capaces de hacer crecer al país y llevarlo a una dirección óptima. Nos habla de las conspiraciones americanas contra su gobierno y de la caza de comunistas que por entonces había seguido implementando el gobierno de Truman.

Tiempos recios se enlaza con otra obra que bien conocemos, una de las más reconocidas y aclamadas por círculo lector, “La fiesta del Chivo”, y así es como volvemos a toparnos con el dictador más temido de América Latina, el Generalísimo Trujillo, aquel hombre al que nunca se le veía arruga alguna en sus trajes y que, a modo de venganza del autor, lo hizo sufrir de incontinencia y nos lo mostraba orinándose en los pantalones. Volvemos a reconocerle, a ver de lejos las atrocidades en una República Dominicana que sufría también junto con otros países en los que, por igual, lideraban gobiernos totalitarios y de ultraderecha (Gustavo Rojas Pinilla en Colombia, Marcos Pérez Jiménez en Venezuela; en Nicaragua, Anastasio Somoza, y en Cuba, Fulgencio Batista); dictaduras que tenían el poder a sus pies y a un costo social inimaginable con tal de seguir siendo aliados al país del norte. América Latina estaba sumida en un terror opresivo y sanguinario del que los pueblos ya se estaban cansando, por lo que comenzaban a haber revoluciones y luchas sociales; y Mario Vargas Llosa nos habla de todo ello con esa prosa tan bien elaborada, como siempre lo ha sabido hacer, para meternos en la historia, sentirla como si estuviéramos ahí, comprender a los personajes y entenderlo todo aunque pareciera estarse leyendo más bien una obra de género de terror.

En este libro conocemos también a la que sería la máxima protagonista de la novela y de la historia real, a Marta Borrero Parras, mejor conocida como Miss Guatemala, que jamás habría pensado a dónde la llevaría el destino, desde el abandono de su hijo hasta pasar a ser la amante (de la que ya todo mundo sabía) de Castillo Armas, presidente sucesor de Jacobo Árbenz después del golpe de estado contra éste, y al que el partido de derecha, en conjunto con USA, nombraron como jefe del país para poner en orden todo el “caos” social que habían traído los gobiernos socialistas anteriores. Vargas Llosa nos habla de ese golpe de estado contra Árbenz y de su exilio en México, de cómo su gobierno y el de Arévalo, lo que habían hecho había sido en realidad benéfico para Guatemala, y no eran comunistas soviéticos, ni intentarían serlo, sino sólo llevar a ese país tan sufrido a una justicia e igualdad social, libre de intervenciones norteamericanas y de corrupción. Nos habla de las dificultades contra las que se enfrentó Castillo Armas al encontrarse en una yuxtaposición política, de cómo los Estados Unidos se cansaron de él y sentían desconfianza y miedo al ver que podía tal vez volver a los pasos de sus antecesores. Nos habla de la relación que el General Trujillo y su mano derecha, Johny Abbes García, pudieron tener con su asesinato, de la relación de ellos mismos con Miss Guatemala, del final del hombre al que apodaban “El Chivo”, y de la pesadilla que el otro, Johny,  tuvo que pasar al ser su vida un blanco fácil para ese otro golpe de estado que se estaba dando. El autor nos regala uno de los capítulos más eminentes del libro cuando la muerte le llega a este hombre de Trujillo que se le conoce por haber sido uno de los líderes responsables de todos los atropellos que sufrió la isla dominicana. Mario Vargas Llosa nos da una lección de historia, no tan distante a la de ahora, en donde el poder se concentra en los más poderosos, liderado por las empresas más grandes, y siendo cada decisión maquiavélicamente orquestada por el país de arriba. El final, uno no puede dejar de leerlo. ¿Qué fue de aquella Miss Guatemala, la mujer más guapa de ese país centroamericano que sólo buscaba tener una democracia? Mario se reencuentra con ella, y el libro termina con una entrevista periodística y controversial, en la que confiesa uno de los mitos que circulan alrededor del personaje histórico que fue Johny Abbes García.

Tiempos recios”, publicado por Alfaguara, de Penguin Random House, es una obra grande por un autor grande. Dejémonos de centrarnos en los discursos y opiniones políticas que ha venido teniendo el escritor durante los últimos años, y demos mejor más importancia a la calidad narrativa con que escribe, a sus historias y a la contribución que ellas han tenido para el crecimiento de la literatura hispanoamericana.