El recuerdo de una vida
Por Erick Gálvez Ayala
La fuerza por seguir no se pierde
al menos no la que sale desde dentro con rabia
la que se convierte en desanimo con el tiempo
la que intenta mantener la magia.
Las lágrimas verdaderas no se limpian
al menos no aquellas que perforan el corazón
aquellas viven impregnadas de molestia,
repletas de contradicción.
Las risas guardadas no se borran,
al menos no las que nacieron de lo espontáneo,
las que escondieron todo lo contrario
las tatuamos en nuestro cráneo.
Las palabras pronunciadas no se cambian
al menos no esas que dejaron un brillo imborrable
esas nos formaron nuestro presente
habitan en la mente de lo invaluable.
Las angustias vividas no se olvidan,
al menos no unas penas gratamente vividas
unas ilusiones cabalmente cimentadas
unas que estuvieron en nosotros, un poco escondidas.
Las historias relatadas no se juzgan
al menos no aquellas con las que viajamos juntos
aquellas suspiran la nostalgia
crearon verdaderos sueños mutuos.
Las sensaciones provocadas no se van
al menos no las vitales, esas del humor
esas nos alumbraron durante todo el sendero
esas nos causaron un gran furor.
La muerte impensada no se digiere
al menos no cuando se pierde una parte del corazón
aquella villana se lleva el cuerpo
es implacable, no sabe pedir perdón.
Para RDGM