Reseña de Capone de Josh Trank

 

Por José Luis Ayala Ramírez

Twitter: @ayala1788

 

 

Cuando uno habla de Al Capone es hablar del gangster más reconocido en la historia del crimen de los Estados Unidos. Por eso cuando se anunció este biopic del famoso criminal las expectativas no se hicieron esperar sobre todo porque iba a estar protagonizado por un actor que va “in creciendo” como Tom Hardy. Lamentablemente como tal el resultado final de Capone puede considerarse como fallido.

La trama se centra en el último año de vida de Al Capone o Fonzo (título original del filme y que hubiera funcionado mejor dado el concepto de la historia) durante su retiro en Florida donde empezaba a dar indicios de demencia, mientras el FBI aún le seguía la pista. El guion de Josh Trank se busca desmarcar de ser el guion obvio intentando llegar al lado más personal de su protagonista metiéndose literalmente en su cabeza para proyectar sus miedos y pensamientos, lo cual es de bastante atractivo ya que son precisamente esas imágenes surrealistas que Trank se saca de la manga lo que hace que este biopic tenga algún valor real, sin embargo estos momentos son insuficientes y terminan por quedar muy aislados en el producto global.

El problema no es el retrato de un deteriorado y demente Capone, el problema es que Trank no es capaz de hacernos sentir alguna emoción de su personaje por mucho que lo intente, y eso se debe más que nada a dos razones. La primera es que no hay un contexto emocional por el que podamos sentir algo por Capone, la película lo sitúa en un lugar y tiempo determinado, sabemos que fue un gangster de renombre, pero no se nos nuestra nada más de él, así que la exposición de su vejez y las proyecciones oníricas no logran el impacto deseado porque no hay un trabajo de personaje previo, muy lejos por ejemplo de ese retrato crepuscular que brindó Martin Scorsese en la última parte de The Irishman hace unos meses.

La segunda razón es que Tom Hardy no logra transmitir absolutamente nada. Se le puede aplaudir su esfuerzo por cambiar su voz y por la caracterización más fruto del excelso maquillaje, pero él no logra imprimir alguna humanidad a su Capone; culpa también del guion, pero igual de una mirada que parece perdida y sin emoción. Una pena porque pudo haber sido un retrato muy humano del gangster pero entre el guion y Hardy queda un resultado artificial que parece solo estar pidiendo a gritos galardones.

Capone tiene la idea y los valores de producción, pero es en la ejecución donde falla rotundamente convirtiéndose en un producto desangelado y hasta cierto punto pasivo, un término que poco tendría que ver con algunas imágenes surreales que se presentan, pero que son insuficientes.