“Letras que me marcaron” TIEMPOS DIFÍCILES by Charles Dickens

 

Por Erick Gálvez Ayala 

 

 

Charles Dickens es una de esos escritores fundamentales, que dejaron huella dentro de la literatura universal, han pasado dos siglos de varios de sus libros y sin embargo, aun puedes encontrar varios temas que no parecieran tan lejanos, mucho de ese pasado ha sido debidamente adornado para actualizar su método. Su faceta de periodista le hace poner algo de dramatismo en sus obras, así como de pintarnos un Reino Unido más realista, en el que hay varios temas por mejorar como el de la educación, este que trata debidamente en Tiempos Difíciles.

No recuerdo exactamente como llegó a mis manos este libro, lo que si recuerdo es que me lo prestaron y la pasta ya estaba desgastada, parecía que de tanto que lo habían leído lo consumieron poco a poco. Solamente tenía noción de Dickens por su obra “Cuento De Navidad” que alguno de mis sobrinos había tenido que interpretar en su escuela, las expectativas eran muchas por los comentarios recibidos, aunque pocas por mi incredulidad de joven buscando comerse el mundo. Desde el inicio, hubo una frase con la cual el autor prendió mis sentidos: “En la vida, solo son necesarias las realidades”, tan categórica y elemental, llena de verdad aunque contradictoria con el camino del arte. No fue un libro sencillo de llevar, la profunda descripción de la ciudad Coketown en momentos hacia desviarnos de la mencionada realidad, al menos de la del libro, de aquella historia que sigue tan vigente, la visión de dos mundos diferentes, e incluso la de un tercero que está mirando desde un balcón, alejado de las inciertas oportunidades. La de los patrones abusivos contra los trabajadores obedientes, ambos acostumbrados a su papel, viviendo del ciclo de la vida, al menos el único que conocen.

Los prejuicios viven inmersos en la novela, acentuados en ambos lados de la moneda, desde la gente humilde, el corazón de las fábricas, trabajando horas extenuantes a cambio de un pago lamentable. Desde luego que el autor se nota más familiarizado con este grupo, no hay imparcialidad porque muestra su crítica al tipo de educación recibida en el siglo XIX. De alguna manera es el libro más crítico de Dickens, con muchos matices de fantasía en el adorno, aunque siempre guiado por la realidad. Tenemos un personaje medular dentro de la historia, pero no memorable, la trama es más importante que las señas particulares de los personajes como el Sr Bounderby, quien es un retrato claro de opulencia en aquellos tiempos, el enriquecimiento a costa de cualquier persona, todo el sector acomodado se representa en sus diálogos, su modo de explicar su visión del trabajo.

La denuncia del sistema capitalista es clara en las líneas, es probable que sea el libro en el cual su faceta de periodista sea más evidente, la forma como aborda los diálogos también es distinta, sus conversaciones pueden ser largas aunque no por ello repetitivas, siempre hay tintes interesantes de los cuales no puedes perder la pista. El lado de la burguesía también contiene frases dramáticas donde sobajar al resto de personas de nulo poder económico. Querer cambiar la percepción de la enseñanza es también algo explícito en el texto, incluso cuando hace entender que quizá el único aislamiento puede ser el tercer tipo de educación, el empírico. Aquí olvida al abnegado, olvida al opresor, nos hace ver la opción de la gente que viene del circo como la forma de salir de los tópicos impuestos. Ahí en el circo, no hay conocimiento, pero hay generosidad, hay hermandad, compasión, aquellas pequeñas cosas.

Una obra monumental que no puede dejarse de leer, un Dickens experimentado como autor, un libro con muchas cosas que decir, quizá muchas más de las que se entienden en una primera leída. Cautivara a todo aquel que entienda la desdicha, la fortuna e incluso la sinceridad, por más cruel que sea.

 

“Si hubiese aprendido algunas cosas menos, habría estado en situación de enseñar muchas cosas más de una manera infinitamente mejor.”