Reseña de Tenet de Christopher Nolan

 

Por José Luis Ayala Ramírez

Twitter: @ayala1788

 

 

Que en una época donde los estudios tienen el control total de la industria cinematográfica en el ámbito del cine masivo, no deja de ser un milagro que exista todavía un tipo que sea capaz que le den más de 200 millones de dólares para utilizarlo en una historia 100% original y con toda la libertad creativa que él disponga.

Tenet es una nueva experimentación de cine a gran escala y narrativas rompedoras que tanto distingue al estilo de Christopher Nolan. Luego de una primera hora hasta cierto punto convencional, más cerca que nunca del cine de James Bond (del que Nolan es un fan total), sin descuidar nunca toda la parte visual y técnica, la historia rompe con todos los patrones en un segundo acto; precedido de una de las secuencias más grandes de la historia del género (y que minutos más tarde la vuelve a superar en su formato invertido) para pisar todo el acelerador y nunca mirar atrás, retorciendo cada vez más las diversas posibilidades narrativas de tiempo y espacio, haciendo que una historia en su apariencia más simple, se vuelva en todo reto laberintico para el espectador.

Tenet es cine 100% Nolan, más arriesgado, espectacular y ambicioso que nunca, pero también menos emocional a nivel personal debido más que nada a que el Protagonista es muy seguramente el más flojo de toda la filmografía de su director, lo que hace que hasta cierto punto uno no pueda sentir la empatía necesaria para sufrir el viaje como si pasaba con Cobb en Inception o Cooper en Interstellar. En ese aspecto el personaje con más fuerza emocional es el interpretado por Elizabeth Debicki, y los momentos dramáticos más poderosos los lleva ella, sobre todo en las escenas que comparte con Kenneth Branagh.

¿Se extraña a Hans Zimmer? Para nada, la banda sonora de Ludwig Göransson es espectacular, aunque quizá se eche de menos algún tema más íntimo. ¿Se extraña a Lee Smith? Aquí probablemente más, sobre todo en ciertos pasajes donde se necesitaba mayor condensación en la narración así como para sacar provecho de los momentos más íntimos.

Tenet no es Inception, Interstellar ni The Dark Knight (hablando de sus películas más grandes en cuestión de gran escala) precisamente por toda esta parte íntima de la que adolece la historia y el protagonista, fruto de beber tanto del cine Bond, aun así es una nueva bomba de tiempo, narración e imaginación del realizador con mayor potencial de la actualidad, una obra de esas que crecen con el tiempo y los visionados. Un cine comercial gigante y rompedor, cosa ya extinta en la industria actual.