Reseña de «El arte de la guerra» de Sun Tzu

Por Víctor Daniel López  < VDL >

Twitter @vicdanlop

Más de dos milenios han pasado desde que se publicó por primera vez «El arte de la guerra» de Sun Tzu en lo que hoy conocemos como China. No sé sabe bien en qué época (si en la de “Primaveras y Otoños” o en la época conocida como «Estados Combatientes»), ni quién el autor (hay muchas referencias a quién pudo haber estado detrás del apelativo Sun Tzu, que solamente significa «maestro Sun»). Lo que sí se sabe es que este libro ha servido de base por generaciones, tanto en la cultura oriental como en la occidental, y que hoy en día sigue siendo un pilar en ámbitos incluso ajenos al de la guerra: en la política, los negocios, la familia, deportes, en markerting, e incluso hasta el sexo.

“Estas son las reglas de la guerra: no avances cuesta arriba, no te enfrentes a un enemigo que tenga una colina detrás, no persigas a un enemigo que finge huir, no ataques a tropas de élite, no muerdas un señuelo, no ataques a un ejército que regresa, deja una vía de escape a un ejército cercado, no presiones a un enemigo si está desesperado. Eso es el arte de la guerra.”

A lo largo de trece capítulos, «El arte de la guerra» es un libro en donde se exponen tácticas y estrategias que sólo aquel que las emplee logrará obtener la victoria. Analizando diversos elementos como la tierra, el clima, la energía, la maniobra, las defensas o el fuego, se trazarán los planes que los ejércitos deberán de seguir para vencer al enemigo. Siendo precavidos, aguardando el momento, o lanzarse con todas las fuerzas en el momento preciso. Si se habla de guerra se tiene que hablar también de tener paciencia y tener un líder que sepa dirigir a su gente, a veces infundiendo el terror, otras la empatía, todo depende de estudiar el momento para así adoptar un papel u otro. Y el mejor será aquel que incluso logre obtenerlo todo sin sacrificar nada de lo propio. Porque de eso trata el ser un buen estratega. Y es que el arte de la guerra no consiste sólo en saber luchar, sino se centra más que nada en el saber pensar.

«Un buen estratega vence al ejército enemigo sin luchar, captura las ciudades sin asediarlas, somete al estado sin prolongar la guerra. Logra la supremacía y conserva todo bajo el cielo intacto. No pierde a sus hombres y conserva sus ganancias.«

El gran principio dicta «Conoce al enemigo y conócete a ti mismo, y no serás vencido en cien batallas«. De ahí partirá todo, y Sun Tsu nos puede casi asegurar la victoria siguiendo ese simple doble consejo. Conocer las fortalezas y puntos débiles de uno mismo es igual de fundamental que conocer también las del otro, para así saber cuándo atacar, cuándo esperar, cómo, cuándo y por qué medio luchar. Conociéndonos, conociendo al otro, y conociendo el campo de batalla, podemos resultar victoriosos en cualquier ámbito en donde se aplique el arte de la guerra, que al final, no es otra cosa que un estratégico arte del engaño.

En esta ocasión, la editorial Ariel Quintaesencia, de Grupo Planeta, nos trae la edición de Ana Aranda Vasserot, con mapas conceptuales y notas explicativas en cada uno de los pasajes de los trece capítulos, complementando así la sabiduría china con interpretaciones que nos permitan acercarnos más a esta forma de pensar, a veces llegada a compararse con el taoísmo.

«Quien se conoce a sí mismo pero no conoce al enemigo, vencerá una vez, perderá otra. Quien no conoce al enemigo y no se conoce a sí mismo, perderá todas las batallas.»  – Sun Tzu.