Reseña de One night in Miami de Regina King

 

Por José Luis Ayala Ramírez

Twitter: @ayala1788

 

 

Tras una excelente carrera como actriz, especialmente en el mundo de la televisión, Regina King se aventura por primera vez en el mundo de la dirección con One night in Miami, un drama basado en hechos reales y con un fuerte discurso sobre el racismo lo cual podría ser una fórmula ganadora de cara a la próxima carrera hacia el Oscar.

El punto de partida es más que interesante pues One night in Miami nos lleva hacia una noche donde cuatro ocurre una reunión entre cuatro figuras importantes afroamericanas que se destacan en diferentes ámbitos, Malcolm X, Cassius Clay , Jimmy Brown y Sam Cooke, un encuentro que permite al guionista Kemp Powers (coguionista de la también esperadísima Soul) intentar lucirse con una serie de conversaciones sobre el tema racial de la época (y que en estos días continúan) visto desde las diversas perspectivas de los protagonistas así como la confrontación de sus ideas y las relaciones que estos llevaban.

El discurso central es totalmente oportuno (que hacen las celebridades para combatir el racismo con su influencia sobre la gente) y sobre todo destaca en los enfrentamientos entre Malcolm X y Sam Cooke, sin embargo en eso se basa básicamente el 90% de la trama, discurso, discurso, discurso, sin apenas recurrir a un lenguaje cinematográfico que permita distinguir que lo que estamos viendo es una película y no una obra de teatro, pues Regina King básicamente dirige todo en un piloto automático que vuelve al producto muy rutinario, sin silencios o detalles que permitan elevar el relato, algo similar que ocurrió hace unos años con Fences de Denzel Washington.

Es en la dirección de actores donde King brinda sus mejores atributos dejando con sus cuatro protagonistas (el cual ninguno es un estelar) hagan interpretaciones bastante llamativas, en lo personal quedándome con Kingsley Ben-Adir quien logra un Malcolm X bastante certero y humano, sin dejar de mencionar claro a Leslie Odom Jr. quien tiene los momentos más lucidores.

One night in Miami termina siendo un producto entretenido y eficaz en su discurso racial, sin embargo en todo lo demás es un filme bastante olvidable al que le hace falta claramente mayor fuerza cinematográfica ponderando el discurso por encima del resto cuando tendría que ser lo contrario.