Reseña de “Palinuro de México” de Fernando del Paso

 

Por Víctor Daniel López  < VDL >

Twitter @vicdanlop

 

 

Estamos frente a una de las novelas más grandes y pesadas de la literatura mexicana. Un exquisito juego del lenguaje, imágenes que se plasman ante nosotros para demostrarnos un amor sublime a lo que fueron las pasiones de Fernando del Paso, en medio de una revolución social, por la juventud confusa que emergía en los años sesenta, buscando un cambio y una identidad que el mundo les había arrebatado. Y así, Del Paso logra el Premio Rómulo Gallegos en 1982 con esta, ¿novela?, o compendio de memorias, ideas y pensamientos, que tan sólo logran reflejar una autobiografía del autor, en medio de la ficción, de una experimentación narrativa, a veces teatro, a veces poesía, a veces tan sólo la voz de un joven que nos habla para confesarnos los sentimientos que lo invaden, lo que ocurre alrededor suyo, fuera de él , la voz de un Palinuro que pareciera ser la de Fernando del Paso, pues con él demuestra “el personaje que fui y quise ser y el que los demás creían que era y también el que nunca pude ser aunque quise serlo”.

Palinuro enamorado de la medicina. Palinuro amante del arte. Palinuro enamorado de su prima Estefanía. A veces recuerda a la silueta melancólica de Manuel Acuña que, así como recorría las noches solas de Ciudad de México, Palinuro, que vive en la Plaza de Santo Domingo, recorre la historia de México, y no solamente de México, sino, aunque llegue a sonar ambicioso, el mismo contexto interdisciplinario del mundo. Porque para él, la vida parte del cuerpo humano para irse a encontrar en lo que abunda allá afuera: la pintura, la literatura, el cine, la música, el sexo, la botánica, la poesía. De primera instancia, es su carta de amor por la Medicina (recordemos que Del Paso estudió los primeros años la Licenciatura de Medicina, abandonando la carrera posteriormente, al aceptar que no tenía el temple necesario para ello). Pero su amor por esa disciplina jamás lo hubo abandonado («la ciencia de la medicina fue un fantasma que habitó, toda la vida, en el corazón de Palinuro«).

Palinuro de México pareciera ser un libro que busca abarcar todas las cosas del mundo, englobarlo todo, como Sor Juana intentó hacerlo también en su momento con su “Primero Sueño”. Con varios recursos literarios, como la comparación o la hipérbole, Del Paso abarca todas las páginas con cientos de referencias al arte, a la historia y a la ciencia. Como el título de uno de sus capítulos, pareciera tratarse sobre “todas las rosas, todos los animales, todas las plazas, todos los planetas, todos los personajes del mundo”. Y claro, también los sentimientos. Ese amor profuso que le inspiró su prima Estefanía se ve detallado en capítulos, algunos poéticos, otros eróticos, “obscenos” dirán algunos. El sexo impreso en tinta precoz que nos sumerge en mares donde sólo Del Paso sabe sortear las olas del lenguaje y la imaginación. La sublime descripción de Estefanía en un capítulo que le dedica entero a ella, a su cuerpo, al sexo grotesco que tenían siendo ellos tan jóvenes y rebeldes y capaces de aprenderlo todo, la sangre y la piel, encontrarse en los doscientos seis huesos del cuerpo humano y hacer el amor de todas la formas posibles e imposibles. Porque el amor trata para Palinuro de eso: de rebeldía y creatividad. Así como el cariño que se puede llegar a tener por la patria.

Se demuestra con Palinuro esa influencia en Del Paso del Realismo Mágico y del Surrealismo. En el retrato que hace de su madre o en la descripción de los lugares que recorre como París o Londres. Nos habla acerca de los múltiples tipos de islas, en donde hace ingeniosas alegorías con las agencias de publicidad y la mercadotecnia, tratando temas filosóficos y de moral para el ser humano. Con una calidad de prosa que se acostumbra poco a ver nos hace un recorrido por la historia de México, haciendo hincapié en Pancho Villa, así como terminando con el Movimiento del 68 en un magnífico capítulo teatral, donde Colombina nos presenta la muerte de Palinuro, el mismo que nos narra su historia después de muerto, o quién sabe si antes de nacer. El incesto es un tema en el que ahonda profundamente, y el cuerpo humano, siempre el cuerpo humano, con sus órganos y sus enfermedades, esa cabida que encierra todos los pensamientos e ilusiones, los sentimientos y la maraña de asuntos que conciernen a la psicología, a la genética, a veces a la mitología. Su gran amor recae siempre sobre el cuerpo humano, esa «red donde ha caído el alma; para cerrar, así, el círculo de la vida, el círculo mágico, insano, oscuro, magnífico y vicioso de la vida«. Y es que “Palinuro de México” es esa novela que, como la cirugía, disecciona con el bisturí el cuerpo de un muerto en partes, para analizarlo, poder entenderlo, y así comprender también el mundo que le rodea.

Fernando Del Paso es de los grandes autores mexicanos. Mi favorito. Incursionó en la narrativa como pocos lo han logrado. Y llegó lejos, ganando el Premio Cervantes en 2015. Autor también de José Trigo” y “Noticias del Imperio”, nos regala una mirada hacia ese México que tanto quiso y lo llevó en su sangre. Un escritor que consagró la literatura aplicando sus conocimientos de medicina en el lenguaje. Fernando es Palinuro. Palinuro es México. Y, por lo tanto, Palinuro somos todos nosotros.

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