Reseña de la película “La peor persona del mundo” de Joachin Trier

 

Por Víctor Daniel López  < VDL >

Twitter @vicdanlop

 

 

La búsqueda interna que erróneamente se trata de solucionar en una búsqueda de los otros. La soledad y lo complicado de las relaciones. Buscar a alguien con quien estar. Compartirlo, construirlo, crear en la ilusión, el amor, para luego llegar hasta el desamor. Son las premisas de esta película. Y es que el director Joachim Trier nos muestra, a través de un prólogo, doce capítulos y un epílogo, el interiorismo en la protagonista Julie (Renate Reinsve), a quien nada la satisface. Va saltando de profesión como de aventura, porque no halla aquello que la complemente y la haga sentir satisfecha. Cambian sus ilusiones como cambia el rumbo de su vida con las acciones que se le presentan, y también conforme a las personas que va conociendo.

Saltando sin paracaídas, así llega al momento en que encuentra a Askel, con quien iniciará la relación más seria que hasta entonces haya tenido. Un hombre mayor que ella, y también más estable. Discusiones acerca de los hijos, el futuro profesional, la desconfianza de uno mismo al irse perdiendo, será lo primordial que irá deteriorando la relación. Hay que prestar atención a los pequeños detalles que se nos presentan ante el guion y en algunas imágenes de la fotografía, porque hay elefantes blancos escondidos en esa historia de amor. La complejidad de las relaciones se ve palpable, y entendemos qué es lo que a veces falla o lo que nos quedamos sin entender del otro; a veces ni siquiera le damos oportunidad. También las cosas que callamos, nos guardamos, y la alejamos de los demás, como lo hace Trier con nosotros, los espectadores, porque no nos lo da todo digerido, hay líneas ocultas que pareciera que no se hablan, o quizá en realidad no las dicen textualmente, pero es claro que están dentro de la atmósfera melancólica y desesperante de los dos protagonistas. Sutiles pinceladas de “¿Quién le teme a Virginia Woolf?” nos dan una pista de lo que podría ser, y al final, tal vez tenga algo que ver, o quizá no y sea solamente un gran homenaje. De todos modos, eso es lo que la hace grande: el reflejo de nuestros sentimientos en las relaciones con el otro, y las palabras que no se dicen, pero emergen con fuerza y coexisten en la vida y los sueños, hasta hacerse más fuertes juntos, o bien, romperse en pedazos para terminar no encajando.

Con grandes elementos cinematográficos, juegos estructurales, una fotografía deslumbrante y la belleza del guión que radica en su sinceridad, “La peor persona del mundonos va demostrando en cada uno de sus capítulos la razón que da nombre al título, hasta llegar al final, en donde uno se autoanaliza y termina reflexionando sobre nuestro lugar en el mundo, si en verdad estamos en donde hemos querido llegar, las personas a quienes hemos hecho daño a lo largo de nuestra vida, las decisiones erróneas tomadas; el camino recorrido, y aún más importante, el que todavía nos espera por recorrer. ¿Cómo queremos que sea?