Otra farola más se apaga
Por Víctor Daniel López < VDL >
Twitter @vicdanlop
La última farola por apagarse
en la carretera de estrellas caídas hizo un silencio en la ciudad aterrador. La última luz de la noche – al agua- y el cielo negro más negro de moteles de noche. La oscuridad del padre que ha perdido a su hija, el terror de la niña que ha perdido la vida, y un grito que no termina (se extiende a lo largo de toda la calle por donde pasan camiones de carga que van a ninguna parte). Gritan todos los días, mariposas nocturnas revolotean, estrellándose contra los cristales de una prisión amurallada que no tiene nombre. (¿A cuántas le han robado su nombre?) Intentan huir, pero si salen corren el riesgo también de estrellarse. Así, intentan aún salir. A la luz, al naranja de las farolas que son reventadas y se apagan, se quedan sin nada, se apagan.