Reseña de “La camisa del marido” de Nélida Piñón

 

Por Víctor Daniel López  < VDL >

Twitter @vicdanlop

 

 

Nélida Piñón, de las mejores voces femeninas narrativas actuales, es una de mis cuentistas favoritas. Con su pluma elegante y sutil aborda siempre temas en torno a la familia, la nostalgia y sobre el ser extranjera en tierras que siempre han pertenecido a uno, explorando sus recuerdos y buscando llegar a los recovecos de lo oscuro, lo íntimo y lo profano, que se desarrolla en lo más profundo del ser humano.

La escritora brasileña, en su libro “La camisa del marido” reúne nueve extraordinarios cuentos, todos de calidad superior que en ningún momento decaen en fuerza, para hacernos entender una vez más el por qué es la ganadora de premios como el Príncipe de Asturias de las Letras o El Ojo Crítico Iberoamericano. Mujer y escritora que sabe cómo destruir el patriarcado, con las letras que hablan, además de los sentimientos, de una lucha social con un tono poderoso capaz de hacernos cuestionar, dudar, estremecernos, y también, conmovernos.

 

Nos habla, en esta selección de historias, la primera que gira en torno al odio que habita en una familia en la que acaban de asesinar al marido de una mujer que oculta un secreto. La lucha entre la madre y los hijos, una venganza y la destrucción por el poder. Casi un thriller que va a desenlazar en “la batalla de Caín y Abel”.

Otro cuento sobre la nostalgia del padre que imaginaba los viajes que podría hacer con su familia. Tanto mundo e historias por recorrer. Una máquina del tiempo para regresar al pasado y traer la añoranza de la infancia y los días vividos entre muertos.

La recreación de una escena de dos de los personajes más queridos por la literatura, Don Quijote y Sancho, aterrizando la figura de Dulcinea en un contexto en donde sí la conocen el hidalgo y su fiel escudero. Un ensayo en figura narrativa sobre lo real y la ilusión, sobre la belleza y la verdad. Repasamos, en una voz irónica, la fuerza de los sentimientos como el valor, la lealtad, el amor y la soledad.

La mujer de mi padre” nos lleva de la mano de un hijo cuyo refugio lo encuentra en el abuelo, para descargar la frustración que tiene al sentirse atraído por Ana, la mujer de su padre. Por consiguiente, odia a su padre y su padre lo odia a él, pero ninguno se atreve a matarse.

Otra mujer que, con la muerte de su padre, aprovecha para llorarle al hombre que nadie le conoció. La pasión que le despertó el erotismo y el dolor que la alejó de todo para perderse en la selva y en los animales, y “ser libre para llorar, para verter todas las lágrimas sin mirar a su alrededor”.

He enterrado a mi tía sin llorar” es la poderosa línea que da comienzo a un cuento que nos habla del retrato familiar a través de un pasaje histórico que nos hace pasar por Carlos V, su imperio y la lucha religiosa a la que se enfrentó.

Un hermosísimo cuento, ubicado en mi añorada Galicia, sobre la nostalgia por la tierra. La narradora le escribe a la hermana para hacerla regresar a las rías que recorren el tiempo, a través de recuerdos de que se fueron formando en las aguas y en los molinos de viento.

La quimera de mamá” es un relato sobre “abandonar un lugar para un día llegar a otro”. Y así es siempre: estar partiendo para volver. Y los viajes que refugiamos en la literatura, como esta madre que vivía solamente para sentir el romance de aquel libro que nunca soltaba.

Y en el último cuento volvemos a un tipo de ensayo sobre la poesía y la crónica, a través de una historia que gira en torno al texto “Los Ilusiadas”. ¿Cómo tejer una epopeya? Recordando a Joao III nos preguntamos sobre la escritura y sobre las cosas que nos mueven o aquellas que nos dan náuseas.

Así resumo los nueve cuentos extraordinarios de Piñón, que abordan cada uno de ellos el tema central por el que se acercan, se alejan, se mira a través de la perilla de la puerta, se escuchan los pensamientos y deshilamos los núcleos familiares para sólo así entrelazar todos y entender que historias es lo que nunca faltarán en las familias. Porque “la familia es así: nos da alegrías, pero también nos mata.” Con muy sutiles pero evidentes referencias a escenas y personajes bíblicos vamos navegando por las tierras que a la propia Nélida han marcado tanto: pasamos por Sao Paulo, Río de Janeiro, sus tierras Gallegas, así como Lisboa y Oporto en Portugal. Y aún con ello, el aire es el mismo. Y ya para terminar, lo que más me gusta de Nélida Piñón es que sabe iniciar sus cuentos con una sola frase poderosísima, y terminarlos con otra de igual calibre, que va directo al entendimiento y al corazón.