Por: Daniel Hernández García
El escritor es un cadáver
de interior expuesto,
de viseras sangrantes y expuestas.
De heridas abiertas.
Reptil moribundo
dejando escamas por lagrimas
en estrechas calles deshabitadas
reptando en soledad.
¡Sangra! Sangra
en cada palabra dicha
y marchita que escurre
entre sus dedos.
Voz única de llanto,
conectora de puentes inexistentes
que desgarran a cada grito
la realidad.
Bestia ¡bestia furica
aullando sus paredes!
Y explotando en adrenalina.
El escritor sabe que es un cadáver
y en su condición de bestia
disfruta morir.