Por Daniel Hernández García.

 

Vivir incertidumbre,

en agonía, ¡solo!

arrojarse al vacío cuantas veces sea necesario,

y aun así no experimentar nada,

vivir ipso facto, tieso de amargura,

con los nervios ciegos,

tentado a actuar y sentir indiferencia por uno,

vivir abatido, sofocado,

reconocer la mediocridad como virtud,

ya nada importa y eso es evolucionar

vivir e inmediatamente renunciar

por sentirse sofocado,

vivir, sin más.