Por: Daniel Hernández García,

Bailaban por las calles como peonzas enloquecidas, y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida mientras sigo a la gente que me interesa, por que la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo , la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo mundo suelta un ¡AHHH!..(Fragmento del libro En el camino de Jack Kerouac). En esta frase bien se puede resumir la ideología de Kerouac, un hombre que nació para vivir, para transgredir su entorno, provocando cambios en su generación (BEAT), cambios que hasta nuestros tiempos aun traen redención a las almas en busca de libertad.

Nacido el 12 de marzo de 1922 en St. Petersburg, Florida. Reconocido como el “King of the Beats”, fue en Nueva York, donde conoció a Allen Ginsberg, Neal Cassady y William S. Burroughs, quienes formarían el movimiento Beat, entre el ruido de las calles y la música de Charlie Parker. Con una firme voluntad de liberarse de las asfixiantes convenciones sociales de su época así como la búsqueda de sentido a la existencia, rodando en cadillac`s robados, con mil caballos de bencedrina corriendo en sus venas, en busca de Hipster’s que amedrentaban la sensación de realidad. Fue así como nació la prosa espontánea, una forma poética de contar sus pasos, cada párrafo de sus libros se puede considerar un poema. Un vagabundo del Dharma que buscaría el Zen en vagones de trenes o la redención en cunetas y el polvo de la carretera, que plasmaría en el libro “Vagabundos del Dharma” dedicado al poeta chino Hashan.
Una influencia indirecta para los movimientos de mayo del 68 como la oposición a la guerra de Vietnam, a los Hippies de Berkeley y Woodstock a musicos como Bob Dylan y Jim Morrison este ultimo asistía a las reuniones Beat`s.
Jack Kerouac logro robarle a mundo un ¡AHHHHH! mientras explotaba en el cielo dejando una estela de estrellas que nos conducen a la redención y a la carretera. Jack murió el 21 de octubre de 1969 a la edad de 47 años debido a un derrame interno producto de la cirrosis. En su tumba se puede leer el siguiente epitafio:
(Ti-Jean, ha honrado la vida.)