Por Víctor Daniel López  < VDL >

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La muerte se va a Granada” es el drama en verso, y en dos actos más un final, escrito por el mexicano Fernando del Paso en 1998 para conmemorar el centenario del natalicio del gran poeta español, Federico García Lorca. En este libro, Del Paso, con su pluma magistral y su estilo tan único que lo caracteriza, logra recrear los últimos días del poeta: justo cuando es arrestado por la Guardia Civil al ser acusado por “ser espía de los rusos”, por haber sido secretario de Fernando de los Ríos y por ser homosexual. Justo en ese año estaba comenzando la Guerra Civil española, y Granada, la bella Granada de Lorca, fue la ciudad en donde se originó el Golpe de Estado de julio de 1936 y que habría de llevar a la caída del barrio de Albaicín, quedando así bajo control por los sublevados. En los meses posteriores, Granada se vio obligada a sufrir la represión por parte del régimen de Franco, que se dedicaba a arrestar, e incluso ejecutar, a todo residente de allí que fuera izquierdista o republicano, o incluso solamente pareciera sospechoso de serlo. El año pasado (2018), Fondo de Cultura Económica sacó una nueva edición de este libro que, si uno es amante de la poesía de Lorca, no se debe dejar pasar.

Fernando del Paso logra un hermoso y grandioso homenaje con este drama teatral en el que relata desde los días previos a su arresto, hasta el momento de su fusilamiento en la madrugada del 18 de agosto; de camino a Alfacar por Víznar, sus últimos días en medio de una guerra que habría de extenderse por el tiempo y territorio español, a punto de compartir protagonismo con lo que sería casi la Segunda Guerra Mundial. Del Paso relata tal acontecimiento atroz con un toque de dulzura, con proeza, con una poética sublime y rodeada del simbolismo con que cargaba la poesía de García Lorca, haciendo referencias a sus inmortales versos, logrando resucitarlos por ese breve momento en que uno lee y lee sin querer detenerse, hasta casi lograr sentir el suspiro de Lorca en la mirada, en el recuerdo y el corazón; un suspiro que exhalaba el poeta por su antigua Granada, tan bella con sus calles angostas y empedradas, con sus preciosos edificios que aún guardan entre sus paredes el paso en ráfaga del islam, con sus flores coloreando el suelo y los cielos de los más bellos y alegres (aunque no para entonces) matices; su gran catedral en donde se encuentran durmiendo el sueño eterno los Reyes Católicos; su impresionante Alhambra, considerado como uno de los palacios más bellos del mundo; sus plazas, sus fuentes, sus noches y días, con sus atardeceres y amaneceres. La bella Granada, que tanto García Lorca amaba, como el color verde (que te quiero verde).

La muerte se va a Granda resulta ser un acercamiento del triste momento en que Federico García Lorca y La Muerte se encuentran, allá, en Granada, cerca de Sierra Nevada. Pero Fernando del Paso convierte aquella tristeza y aquel dolor de la España entera en un grito de poesía, y entonces, hace recordarnos a todos que el poeta grande que escribió “Gacela del amor desesperado” y su “Romancero gitano” jamás murió, jamás lo fusilaron, solamente trataron de callarlo sin éxito alguno, pues su poesía sigue haciendo vibrar los corazones, sigue danzando en los aires, y a través del tiempo… aún sigue y seguirá viviendo.

 

“La muerte se llega, llega,
y se llega, llega, llega,
camino al pueblo de Víznar,
camino de Aynadamar,
la muerte recién bañada,
salida de un fontanar,
la muerte recién llegada
con mariposas de luces
prendidas al costillar

Ay la muerte, que se muere
y se muere, muere, muere
porque se quiere casar
con Federico el poeta
camino al pueblo de Víznar
camino de Aynadamar.

¡Ay Federico García!
¡Ay que te llega la hora!
¡Ay que se te va llegando
la muerte que te enamora,
la muerte madrugadora!

Ay la muerte que se quema
y se quema quema quema
porque se quiere besar
con Federico el poeta
camino al pueblo de Víznar,
Camino de Aynadamar.

Ay la muerte, que se pone,
y se pone pone pone
su corsé de niebla albar,
sus pestañas de ceniza
y mil huecos como ajuar,

… porque se quiere, ¡ay se quiere!
porque se sueña, ¡ay se sueña!
y se sueña sueña sueña
casada con Federico
camino al pueblo de Víznar,
camino de Aynadamar,
toda vestida de blanco
y perfumada de azahar.

La muerta que sueña y quiere,
la muerte que quiere y quiere,
y requete quete quiere
un paredón como altar…

… y por el camino a Víznar,
camino de Aynadamar,
tres metros bajo la tierra
con Federico yogar.

¡Ay la muerte muerte muerte!

 

                                                                                          | Del libro “La muerte se va a Granada” de Fernando del Paso) |