Reseña del libro “Un lugar llamado Antaño” de Olga Tokarczuk

 

Por Víctor Daniel López  < VDL >

Twitter @vicdanlop

 

 

Hay un lugar llamado Antaño. Un lugar en Polonia, a las afueras, que es el centro del universo y origen del cosmos. Todo lo que conocemos. El nacimiento del mundo y de los hombres. Sus dioses y sus demonios. Dios creó el mundo en ocho mundos. Ocho intentos. Los animales y las plantas, después el hombre y sus agravios y plegarias. Hay un lugar llamado Antaño, en donde todo sucede y nada se detiene, menos el tiempo, que avanza y arrasa con todo, cambiándolo, desapareciéndolo, haciéndolo renacer entre sus cenizas, del escombro podrido y huraño, del barro y el lodo.

En un pueblo imaginario, durante un tiempo marcado por las dos Guerras Mundiales, en Antaño, Olga Tokarczuk, Premio Nobel de Literatura en 2018, nos narra las vidas de una serie de personajes que lo han perdido todo y otros que han encontrado algo dentro de la miseria, o la locura, en el otro o dentro de ellos mismos. Los animales son protagonistas, Dios es protagonista. El hombre. El objeto: un molinillo de café. El bosque a donde uno va a perderse y pierde la razón. La guerra y el amor. Los hijos que nos son dados y los que no, los que nos arrebatan, los que nos cambian por otros. El arte y los juegos que nos salvan. Las palabras y la fe.

Esta es una novela que trata de englobarlo todo, como un poema que pretende hablar de todas las cosas. Las líneas son olas en prosa, dulce vaivén que nos envuelve de ese aire que se respira en Antaño. Y nos sentimos tranquilos, a la vez que nos analizamos en cada escena y situación. Vemos el reflejo del mundo en ese espejo que parece mostrarnos el camino que siempre hemos estado condenados a andar.

El realismo mágico, la influencia de la mitología griega y nórdica, las pasiones, las tragedias y los enigmas del hombre. Todo en un ciclo, como el uróboros, en donde se avanza para retroceder y comenzar de nuevo en el inicio. La reflexión se adentra en nosotros, y las parábolas, los monólogos interiores, las acciones, todo sucede para dejar de ser. Todo termina con la muerte. Y el camino se bifurca para llevaros a donde hemos decidido no ir. Las decisiones que hacen ser lo que somos. Lo que no fuimos y dejamos de ser.

Un lugar llamado antaño es uno de los mejores libros que he leído en mi vida. Sin duda, uno de los predilectos para llevarme a una isla, o bien, para leer mientras me encuentre perdido en mi laberinto.