De la intimidad robada a los demonios internos desatados: una reseña de la sexta temporada de Blackmirror

 

Por Carla de Pedro

 

 

Hace unos días llegó a Netflix, después de un silencio de cuatro años y de una pandemia que se nos antojó un poco como una temporada en VR de la serie, la sexta temporada de Blackmirror.

En mi opinión, esta serie sobresale de entre las miles que nos encontramos en Netflix, pues, pese a contar con capítulos malos y con muchos otros regulares, tiene episodios tan excepcionales que eso ya la convierte en una de las mejores series que ha habido en los últimos años.

Tal vez su éxito se deba al hecho de que cada uno de sus capítulos cuente una historia diferente o tal vez sea precisamente porque se trata de un espejo que nos muestra quiénes somos detrás de la pantalla del televisor, de la tableta, del celular…

Pese a que la quinta temporada, que salió en 2019, no fue tan buena como las anteriores, dejando a los fanáticos, como yo, un tanto decepcionados, el anuncio de que llegaría una nueva temporada a muchos nos emocionó bastante.

Ahora que ya tuve el tiempo para ver cada uno de sus episodios puedo decir que, pese a los comentarios que he leído que afirman que es una temporada mala que se aleja de todo el concepto de la serie, a mí en lo personal me parece que no es así, pienso que esta nueva temporada ha hecho renacer a Blackmirror con capítulos bastante interesantes y algunos incluso sobresalientes que habrán de permanecer en la memoria de los espectadores.

A continuación hago una pequeña reseña crítica de la temporada, acomodando los capítulos del peor al mejor desde mi muy personal perspectiva.

*Alerta de spoilers

5. Mazey Day

Este episodio es quizás el más flojo de esta temporada. Se centra en la historia de una actriz que aparentemente atropella a un hombre a causa de su alcoholismo o drogadicción lo que la lleva a un centro de desintoxicación. Una fotógrafa habrá de develar el misterio de ese crimen, que más que un crimen ligado a su intoxicación tiene que ver con su condición licantrópica.

No es este un misterio que a nadie impresione, quizás hablo por mí, ni parece tener relación alguna con la temática central de Blackmirror, no obstante se conecta a partir de la cámara fotográfica, pues la protagonista se dedica a mostrar los oscuros secretos de las personas a través de la lente de su cámara. De hecho, su indiscreta lente lleva, al inicio del capítulo, a un actor homosexual al suicidio y, finalmente, es su lente la que habrá de develar el misterio del monstruo que ha descubierto y a mostrar en vivo su autoeliminación.

No importan las muertes que su anhelada búsqueda conlleva, tampoco importa realmente el sufrimiento de esa muchacha que al final termina quitándose la vida porque ya no soporta ser un monstruo, lo que en realidad importa es que todos lo vean, es exponer un hecho ante la luz pública y recibir miles de likes, digo de dólares. Al final sabemos que esta persona es antes que nada una fotógrafa que busca exponerlo todo con su cámara y ya después, quizás sea un ser humano. Al final descubrimos quien es el verdadero monstruo.

4. Loch Henry

Esta historia también se aleja un poco de la temática central de Blackmirror pues se desarrolla como un episodio policíaco cuyos protagonistas, dos jóvenes cineastas, buscan desenmascarar los secretos de una serie de crímenes ocurridos en un pequeño pueblo inglés.

Pero, aunque se trata de un episodio detectivesco, éste termina conectándose nuevamente con la temática de la pantalla, a partir de una cámara de video. Dicha cámara habrá de filmar toda una historia de terror suburbano y habrá de ayudarles a develar el tan anhelado misterio, que si bien no es algo realmente inesperado, pues termina siendo una historia un tanto predecible, lo que importa no es tanto quiénes son los asesinos sino que la historia sea más importante que la propia vida.

La madre del protagonista dará su vida y revelará sus más oscuros secretos a cambio de que su hijo tenga éxito, pero ¿a qué precio?

El protagonista habrá de perderlo todo pero habrá de ganar a cambio la fama y los premios de aquél cuya verdad más íntima, cuyo dolor más intenso ha sido expuesto detrás de una cámara de video para entregárselo al mundo.

3. Beyond The Sea

En este episodio nos situamos en un escenario retro de ciencia ficción que se desarrolla en un escenario alternativo durante la década de los 60 y en el que dos astronautas ejecutan un trabajo en el espacio mientras sus réplicas, conformadas por dos cuerpos idénticos a ellos que les sirven de contenedor, les permiten seguir su vida en la Tierra junto a sus respectivas familias. Todo marcha bien hasta que la casa de uno de ellos, llamado David, es invadida por miembros de una secta religiosa quienes deciden matar a toda su familia y luego quemar su réplica.

Como es de suponer, este terrible hecho deja al protagonista completamente sumido en la desesperación, además de que, al no contar ya con una réplica, queda varado en la nave completamente solo. Su compañero, Cliff, regresa a su cuerpo una vez a la semana por motivos laborales y al percatarse de la situación de David, decide ayudarlo prestándole de vez en cuando su réplica, de manera que él pueda, en el cuerpo de Cliff, visitar la Tierra, respirar un poco de aire fresco y pintar, puesto que esta es una actividad que lo hace sentir mejor.

No obstante, ocurre algo que si bien es predecible se desarrolla muy bien y es que David, que no tiene nada, termina enamorándose de la plena vida de Cliff, especialmente de su esposa; una vida y una esposa que él no aprecia lo suficiente porque no es consciente realmente de todo su valor. Al sentirse amenazado, Cliff se da cuenta del valor de todo lo que posee y decide dejarle en claro a David que no puede tener a su esposa, que no puede tener su casa, el bello campo que la rodea, que no puede tener a su hijo, a su familia, en pocas palabras: que no puede tener su vida.

Así ocurre pues la peor pesadilla de Cliff, cuando David decide distraerlo y robarle su réplica por un instante para así asesinar a su familia y dejarlo tan vacío como él mismo lo está. En mi opinión es un final bastante terrible y un poco injustificado, pues me parece que el final más obvio era mejor y es que David podría haberle robado la vida a Cliff haciéndose pasar por él, asesinándolo y quedándose con su cuerpo, después de todo nadie sabría que el verdadero Cliff está muerto allá lejos en una nave espacial, no habría testigos.

No obstante el final, el cual debo confesar que sí me impactó pero no acabó de convencerme, me parece que es un capítulo excelente con una atmósfera muy bien lograda y con muy buenas actuaciones de parte de los protagonistas. Es un episodio que indaga en la psicología del ser humano, en el dolor, en la soledad, en la necesidad de la conexión humana. Además es un capítulo de Ciencia Ficción que conserva la premisa de la distopía tecnológica. Me gusta mucho el desarrollo de la historia y creo que en definitiva es un capítulo que merece la pena ver.

2. Joan is awful

Este episodio es bastante cercano al estilo característico de Blackmirror. Es un episodio de ciencia ficción que gira en torno a Joan, una mujer cuya vida íntima ha sido robada por Streamberry (una plataforma de streaming idéntica a Netflix) y que ahora lucha por recuperar su intimidad pero las clausulas legales no se lo permiten, dejándola barada en medio de un escenario completamente kafkiano.

Es un episodio extremo que encierra una realidad dentro de otra y otra dentro de esa y otra más adentro, generando un efecto de espejo hacia el infinito y dejándonos con una fuerte sensación de incertidumbre sobre qué es lo real y qué es la ficción, a tal grado que tras verlo, muchos televidentes se pusieron a leer los términos y condiciones de Netflix, temerosos de sufrir un destino similar.

Éste es un capítulo escatológico y exagerado, lo que llevó a muchos espectadores a rechazarlo tajantemente, pero es así de exagerado porque tiende a la sátira y a la comedia, cabe resaltar que Blackmirror ha tenido capítulos extremos con anterioridad por lo que no podemos decir que esto sea algo nuevo en la serie.

Cabe añadir que es un episodio con fuertes cargas psicológicas, pues nos coloca a todos enfrente de una cámara de televisión y muestra cómo finalmente todos somos vulnerables, todos somos horribles y no quisiéramos vernos realmente expuestos ante las miradas ajenas, sin antes pasar por los miles de filtros que nos permiten construirnos como seres ficticios.

Además de la clara crítica al negocio del entretenimiento, así como a las compañías que se adueñan de los datos personales, me parece aún más relevante destacar la crítica que subyace a la falta de intimidad y a la forma de exponernos y perder el control sobre nuestra propia identidad en el mundo actual, dónde las pantallas terminan por robarnos nuestra propia vida. Un episodio 100% Blackmirror.

1. Demon 79

De todos los capítulos de la sexta temporada de Blackmirror, este fue mi favorito. Quizás no conserva realmente la esencia de la serie, puesto que tiende más a la fantasía de terror que a la interacción del ser humano con la tecnología, no obstante me parece que la historia y los personajes de este episodio están muy bien logrados.

La historia nos recuerda un poco a Deathnote y es que Nida, la protagonista, hace, a través de un talismán, un trato involuntario con un demonio de nombre Gaap y ahora tiene que cometer tres homicidios en tres días si no quiere la destrucción de toda la humanidad. Para ayudarla, este demonio le permite saber un poco de la vida de los otros y así ella tendrá justificación para deshacerse de esos monstruos que se esconden tras un rostro humano.

No será tan difícil odiarlos, pues este odio subyace ya en ella que día a día se enfrenta a una sociedad racista que la trata como basura por ser india y es este resentimiento el que nos hará preguntarnos si no es su propio rencor lo que explota en forma de locura para vengarse de aquellos que la rodean.

Este capítulo también nos lleva claramente a pensar en una idea que está presente en todas las religiones antiguas y es que para poder vivir en paz en el mundo es preciso pactar con los dioses, o en este caso con los demonios que después de todo es lo mismo puesto que se trata de seres sagrados, y es el sacrificio humano lo único que permite que la humanidad pueda habitar la tierra.

En un momento, casi al final del episodio, creemos que Nida en verdad estaba loca, que el talismán era solo una ficha de dominó que le sirvió como pretexto para sacar el demonio de su propia alma, hasta que vemos, junto a los detectives que apresaron a la protagonista, que las bombas comienzan a caer: la Guerra Fría ha dejado de ser una guerra ideológica y se ha convertido en real y esta ficticia tercera guerra mundial que se desarrolla en 1979 habrá de acabar finalmente con toda la humanidad.

Entre las llamas de la destrucción total, Nida realiza un pacto final con el demonio Gaap y decide acompañarlo a su exilio en el eterno vacío infinito, pero, como bien expuso en algún momento la protagonista, ese exilio suena bastante como su propia vida, solo que ahora no estará sola. Del sinsentido de su vida al vacío real de la inexistencia eterna no hay una gran brecha, ahora al menos no tendrá que soportar a aquellos que la violentan día con día pues ellos estarán muriendo en su propio infierno.

Así termina este maravilloso episodio apocalíptico que en mi opinión sobresale inmediatamente y se convierte en uno de los mejores de toda la serie.

Pese a que no recibió buenas críticas de parte del público en general, a mí me parece que es una temporada bastante rescatable, que mantiene al espectador todo el tiempo a la expectativa y que nos brinda una buena dosis de ciencia ficción, fantasía y realismo, además, nos pone ese espejo enfrente que nos dice: mira en lo que el mundo nos ha convertido. Es una temporada que genera mucha reflexión e inquietud por lo que, en mi opinión, definitivamente vale la pena verla.