Reseña del libro “Cuentos reunidos” de Adela Fernández

 

Por Víctor Daniel López  < VDL >

Twitter @vicdanlop

 

 

Entre lo onírico, lo fantástico y lo siniestro, los cuentos de Adela Fernández oscilan dando una voz a fantasmas, a seres que se metamorfosean o se duplican, a personajes rechazados, sometidos o maniáticos”. Adela Fernández, hasta su fallecimiento hace diez años, en 2013, siempre se caracterizó por narrarnos mundos mágicos que podían dar cabida tanto a la dulzura, como al terror. Lo tranquilizante, la intriga, lo esperanzador. A través de sus cuentos fue siempre capaz de hacernos bailar ante diferentes escalas y estilos, pero siempre con ritmo, bailando en par. Una la que escribe, el otro el lector, que juntos hacen esa bella acrobacia que es la literatura, en una conexión en donde dos pasan a moldear una sola cosa, que puede ser un cuento, un poema, una historia o un sentimiento.

A través de esta publicación editada por Fondo de Cultura Económica, logramos encontrarnos con toda la obra cuentística que corresponde a Adela, conformada por sus dos grandes antologías: “Duermevelas” (1986) y “Vago espinazo de la noche” (1996). Y con un maravilloso prólogo de Jazmín G. Tapia Vázquez, somos capaces de entender un poco mejor su mundo, y digo poco, porque entender a Adela es como entender un microcosmos que está hecho de casi una mitología propia y total que necesitaríamos de toda una vida para poder descifrar. “Dueña de una pluma multifacética y de una desbordante imaginación creadora”, escribe Jazmín sobre la autora. Y es que esa es su principal característica: su imaginación sin límites que arremete en personajes capaces de realizar lo imposible, historias surrealistas con irrupciones que desembocan en finales inesperados, que podrían ser sacados de mundos cuánticos en donde se unen coincidencias y vacíos.

Su obra es una duermevela que nos lleva por caminos inesperados. Somos exploradores de la intriga, los sueños, el dolor ajeno y las cosas que cambian de forma con el tiempo. Su obra, a veces es cíclope, a veces medusa. Cambia de color como los camaleones, se camuflajan los personajes, es toda una metamorfosis. Leer a Adela pareciera estarse leyendo los cuadros de Remedios Varo o de Leonora Carrington. Nos adentramos en laberintos en donde a veces, hay salidas a una quebrada, y otras no hay salida. Estos son los cuentos reunidos de Adela Fernández, literatura mexicana que vale la pena leerse.