Reseña del libro “El fantasma de los hechos” de Bruno Arpaia

Por Víctor Daniel López  < VDL >

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Cuatro historias diferentes a través de una obra que resulta una mezcla entre novela y ensayo, en donde nos sumergimos al pasado recorriendo décadas que estuvieron marcadas por épocas totalitaristas en Europa y Latinoamérica, así como por un comunismo que comenzaba a propagarse desde la Unión Soviética (el represor, pero también el democrático). Los avances tecnológicos y puntos tan distantes se plasman en la misma línea: la máquina de escribir y el petróleo. Armas nucleares y descubrimientos médicos que llegan a revolucionar la ciencia. A través de toda esta ensalada de hechos histórico y políticos, vemos también la guerra sucia en Grecia, el golpe de estado a Salvador Allende en Chile, los últimos años del Che Guevara en Bolivia. Persecución, censura, Estados Unidos y su lucha anti comunista. Y mientras todo esto sucede, nuestro protagonista principal se encuentra en búsqueda del tema principal para su novela, quizá el alter ego del propio Bruno Arpaia, que podría estar utilizando esta misma novela para intentar descifrar sobre qué está escribiendo cuando escribe.

Este es tal vez el error que lleva a flaquear la narrativa, y que, entre tantos hilos, se pierde la costura y no termina de calzar. No es una novela, pero también en ensayo se pierde la estructura. Y son tantos personajes y tantos sucesos, que termina todo por enmarañarse como polvo de arrinconado. El escritor trata de barrerlo para aclarar sus ideas, y sólo es en dadas partes que logramos ver en realidad el corazón de la novela. Pero al poco tiempo vuelve a eclipsarse, y volvemos a fechas y recorridos que vienen y van sin dirección fija.

“El fantasma de los hechos”, del escritor italiano Bruno Arpaia, tal vez en verdad no trate ser una novela histórica, sino una exploración sobre el oficio de escribir. Decae porque está politizado, entonces se vuelve subjetivo, y lo que pareciera una novela, a través del ensayo, nos termina dando una opinión y posturas sobre los hechos. Habrá que esperar a que pase el tiempo y ver si éste le da un poco de razón.