Por José Luis Ayala Ramírez

Twitter: @ayala1788

 

Durante la ceremonia de los Premios Ariel que reconocen a lo mejor del cine mexicano cada año, la directora de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) Blanca Guerra declaro la necesidad de crear nuevas estrategias con el objetivo de que la audiencia vaya con mayor frecuencia a ver las películas producidas por nuestro país. La cifra es clara, más de 30 millones de mexicanos asistieron en 2013 a ver películas mexicanas, sin embargo también hay que ser ecuánimes, de estos 30 millones el 90% pertenecen únicamente a dos películas, Nosotros los nobles y No se aceptan devoluciones.

Fue contundente el éxito que obtuvieron en taquilla el año pasado los filmes de Gary Alazraki y Eugenio Derbez, dos historias que le llegaron al público por sus mensajes familiares y que se reflejó situándolas como las dos películas más taquilleras en la historia de nuestro cine. Tuvieron que pasar 12 años para lograr superar los números de El crimen del padre Amaro, primero Nosotros los nobles que fue toda una sorpresa con el efecto de boca en boca, luego de forma más esperada No se aceptan devoluciones con una enorme campaña de marketing y un Eugenio Derbez que supo vender a la perfección su historia.

El público mexicano dicto su sentencia con estos dos éxitos desmedidos, están de alguna forma “hartos” de las películas mexicanas que reflejan el realismo a nivel económico, social y político de nuestro país, se sienten de alguna forma cansados de ver historias llenas un lenguaje vulgar y con imágenes no aptas para todo público, queda más que dicho que el público; el masivo, busca cintas que hagan recordar más a la época de oro del cine nacional, quieren un cine que añore a las viejas glorias, a un Pedro Infante, a un Cantinflas, a un Tin Tan. Por supuesto que no estoy comparando a Nosotros los nobles y No se aceptan devoluciones con estos clásicos de nuestro cine, pero está claro que su intención fue emular la formula antigua y no la actual, ya años atrás lo había intentado con bastante éxito también El estudiante.

La respuesta de las productoras fue inmediato, solo basta con ver los filmes nacionales que se han estrenado este 2014 que incluye un musical con canciones de Juan Gabriel o una película con el comediante Andrés Bustamante (anteriormente rival directo de Derbez por el duelo entre televisoras), sin olvidar un biopic sobre la figura de Cantinflas que se estrenara a finales de este año o la confirmación de la segunda parte de Nosotros los nobles.

Claramente la formula empieza a cambiar, la estrategia ya es otra para buscar que el público se acerque a ver más películas nacionales, quedando sin embargo una pregunta al aire ¿el cine nacional bajara de calidad con esto? El nivel de México en la cinematografía mundial actual está más que comprobado, premios Oscar y en los festivales más importantes del orbe lo respaldan, talento como Alfonso Cuaron, Alejandro González Iñarritu, Guillermo del Toro, Guillermo Arriaga, Emmanuel Lubezki, entre otros, todo fruto de un cine mexicano que se puede gritar a los cuatro vientos, se encuentra dentro de los 5 o 10 mejores en todo el mundo, México es una potencia innegable en este arte moderno.

¿Está peleada la comercialidad con la calidad? Un rotundo no. El entretenimiento fílmico es un factor de suma importancia para el cine actual pero se ha demostrado en más de una ocasión que se puede tener calidad y riesgo sin necesidad de aburrir y ser pedante. Es complicado si, imposible no. El laberinto del fauno es quizá el mejor ejemplo que tenemos, una película que triunfo tanto en taquilla como con la crítica, una película que mezclaba tintes de fantasía y de terror con una historia ambientada en la época del franquismo.

Afortunadamente; aunque es muy complejo unir en un solo filme entretenimiento y calidad, en este negocio todavía hay espacio para que tanto el cine comercial como el de autor puedan existir en conjunto, el 2013 es nuestra mayor muestra de ello, los éxitos de taquilla ya mencionados sumados a filmes como Heli, La jaula de oro, Club sándwich que se ganaron el reconocimiento de la crítica mundial, rematando la faena un cineasta mexicano llamado Alfonso Cuaron que sí, conjugo en su Gravity a la perfección lo mejor de los dos mundos, el entretenimiento con un talento cinematográfico brutal.

Aquí lo importante es nunca ser tendenciosos, no creer que el cine se basa solo en una de las dos direcciones, y sobre todo por parte del espectador no ser pre juicioso, ni todo el cine comercial es malo, ni todo el cine de autor es bueno, algo que lamentablemente las nuevas generaciones empiezan a creerse.

México ha demostrado tener el talento para jugar con las dos caras de la moneda, este 2013 puede ser un punto de inflexión, un parte aguas, de mi parte soy exigente, quiero más cine mexicano y con mayor calidad ¿Por qué? Porque en el cine México ha demostrado que Si se puede.