Por Erick Gálvez Ayala

 

La ambición dentro del negocio musical esta cada día más presente, en cierto modo siempre ha sido así sólo que ahora no se necesita tener un presupuesto destinado por una disquera multinacional, ahora se puede dar a conocer el trabajo por diversas plataformas digitales administradas por los mismos músicos. Esto no pasaba hace treinta años cuando Manu Chao comenzó su recorrido dentro del mundo de las guitarras, durante esa época para darte a conocer se tenía que ser persistente, testarudo y hasta un poco iluso. Estas tres condiciones las tenía (más bien dicho las tiene) este cantante nacido en Francia aunque de padres españoles, radicado como un nómada en cualquier parte, viajero constante, confrontador del sistema, fabricante de canciones llenas de ilusión, critica e historias marginales.

Manu el músico

Para conocer sus dotes debemos hablar de sus orígenes dentro del punk rock, fanático de grupos ingleses en su juventud, aficionado de la música callejera donde se empezó a dar a conocer en todo París, desde ahí mostraba sus influencias, el reggae, el punk, el ska, el rap y el funk.

Formó  Mano Negra en el año de 1987, un grupo con el cual viajó por todo el mundo demostrando una mezcla de todos sus gustos musicales, los conciertos se dieron a cantidades exorbitantes, editaron sólo cuatro discos dentro de los que se encuentran excelentes canciones como «Mano Negra», «Noche de Acción», «La Ventura», «Mala Vida», «Bring the Fire», «King of Bongo», «Señor Matanza» y algunas otras.

En solitario publicó una joya maravillosa llamada «Clandestino» en 1998, tras viajar por toda Latinoamérica con mochila al hombre compuso temas que denotaban una esperanza mínima, un bosquejo de luz, al mismo tiempo que evidenciaba la falta de apoyo a los menos afortunados en la repartición de las ganancias. Manu parecía que se había convertido en una persona autorizada de América latina, pero no sólo eso, había consolidado una serie de piezas que tenían en el mestizaje así como en un ritmo semi-lento sus principales virtudes, claro está, acompañadas de letras escritas con el puño bien cerrado.

Después de este golpe bestial publicó varios discos más que continuaban su camino de nómada juglar, el intérprete había encontrado su estilo, su fórmula, álbumes no tan de buena calidad, aunque si con espacios para canciones interesantes. Siguió presentándose en toda habla hispana adquiriendo una excelente reputación por las mismas. «Próxima estación… Esperanza», «Radio Bemba Sound System», «Sibérie m’était contéee», «La Radiolina» y «Baionarena».

Manu el crítico

Hay que darle valor a Manu porque se ha informado para levantar la voz con los abusos vividos en diversas partes de Latinoamérica así como en Europa, en un tipo comprometido con un bien común, la igualdad o al menos el respeto a los derechos humanos. Desde luego que ha sido criticado por su postura socialista, sin embargo, algo ha sido cierto, la coherencia le acompaña en cada paso tanto de su carrera como de sus palabras, el camino que eligió no es el más cimentado, eso lo hace más plausible ya que con su arte él podría mantenerse a la expectativa como lo hacen varios de sus compañeros de profesión.

Además de declararse a favor del EZLN en México, de las FARC en Colombia, así como de criticar la mayor cantidad de gobiernos quienes en su punto de vista se empeñan en mantener una falacia social, se ha pronunciado por los disturbios en su propio país entre las diversas culturas, sobra la falta de oportunidades equitativas de la raza negra o de los descendientes de países árabes.

Puede gustar o no, pero cada vez que emite alguna opinión política este cantante lo hace con conocimiento de causa.

En síntesis Manu Chao nos ha dado grandes temas musicales, canciones magnificas llenas de humor, ironía, verdad y toques de desgracia, las más representativas sin duda son: «Clandestino», «Lagrimas de Oro», «Desaparecido», «Me gustas Tú», «Me Llaman Calle», «El Contragolpe», «Si me das a Elegir», «Mi Vida», «Welcome to Tijuana». Ha compartido su música por todo el mundo, tocando en calles, sin mucho que pedir de vuelta, vive dignamente apegado a su ideología, comulga con los desfavorecidos porque como se dice de ahí es donde provenimos todos.

 

«Me llaman el desaparecido, que cuando llega ya se ha ido, volando vengo, volando voy…» Desaparecido.-  Manu Chao, 1998