Rumbo a Tokio 2021: 10 películas japonesas imprescindibles

 

Por José Luis Ayala Ramírez

Twitter: @ayala1788

 

El cine japonés es tremendamente rico desde sus inicios hasta nuestros días. Comenzando con el cine mudo, sus primeros clásicos de la mano de directores de Ozu y Mizuguchi, su consolidación internacional gracias a las obras de Kurosawa, su época más experimental en los 70s y 80s, la consagración del anime y finalmente su nuevo cine donde destacan nombres como Koreeda, Kitano o Kawase.

Resumir el cine japonés en solo 10 títulos es tarea imposible, pero hoy nos hemos dado a la tarea de escoger 10 películas japonesas imprescindibles que serían un buen preámbulo para comenzar por el fantástico recorrido por el cine nipón.

Historia del último crisantemo (1939) de Kenji Mizoguchi

Mizoguchi es muy probablemente el director que mejor ha entendido y ha expuesto en pantalla el complejo mundo al que se enfrenta la mujer. Sus trabajos en obras maestras como La vida de Oharu y El Intendente Sansho son prueba de ello, pero todo comenzó con Historia del último crisantemo, una joyita ambientada en Tokio en 1885 construida a través de muy pocas tomas, travellings y planos secuencias marca de Mizoguchi como constructor de escenas, y una historia tan sencilla como emotiva, romántica y trágica por partes iguales.

 

Cuentos de Tokio (1953) de Yasujiro Ozu

El cine de Ozu se basa en retratar la cotidianidad de las familias japonesas, el costumbrismo y su visión acerca de la vida. Visualmente siempre da catedra con sus planos que se colocan exactamente a la altura cuando los japoneses se hincan dando una sensación de mayor aproximidad al relato y a sus personajes. Cuentos de Tokio es no solo la mejor película de Ozu (incluida en varios listados entre las mejores películas de la historia) sino que además es la que mejor ejemplifica todo su universo mientras crea una carta de amor hacia la vejez, el respeto y la dignidad.

 

Los siete samurái (1954) de Akira Kurosawa

Es muy complicado quedarse con una película de Kurosawa, un director repleto de grandes obras del cine nipón como Rashomon, Ikiru, El infierno del odio o Ran. Pero sin duda la más famosa de todas es Los siete samurái y su estatus de culto lo tiene totalmente merecido, siendo además la película más representativa del sub género de samuráis y una de las más espectaculares jamás rodada, con una fotografía de belleza suprema y escenas de acción magníficamente filmadas, con una planificación milimétrica en su acción y un realismo en su ejecución que hace que casi 70 años después siga siendo igual de asombrosa.

 

La Trilogía de la Condición Humana (1959-1961) de Masaki Kobayashi

La saga anti bélica de Masaki Kobayashi es todo un logro cinematográfico y una de las mejores trilogías de la historia del cine junto a El Padrino y La trilogía de Apu. Son un total de 10 horas de cine estéticamente avasallador pero lleno de una humanidad que es latente en sus personajes, en su historia y en sus momentos más íntimos. Se trata de un viaje hacia los rincones más oscuros del ser humano donde el protagonista es puesto a prueba no solo físicamente, sino sus ideales, su moralidad y sus deseos de supervivencia, mientras es arrastrado al conflicto bélico y la guerra va acabando con todo a su paso.

 

Onibaba (1964) de Kaneto Shindo

Los inicios del J-Horror representados en una de las obras más aterradoras, humanas y feministas del cine japonés. Kaneto Shindo (guionista del Hachiko original) compone una serie de imágenes sacadas de las peores pesadillas imaginables adentrándonos en una atmosfera inquietante y perturbadora, a la vez que dos mujeres; en pleno conflicto armado, luchan por sobrevivir a cualquier costo. Fantasía, terror y feudalismo, todo en un solo paquete singular.

 

House (1977) de Nobuhiko Obayashi

La obra de culto de Toho es un muy peculiar hibrido entre el terror, la absurda comedia y el subgénero teen que posee un tono tan ligero, casi telenovelero que es imposible tomársela en serio y eso es precisamente lo que la hace tan única. Imágenes surrealistas, despiporre total en el 100% de su metraje, circo de sobreactuaciones y una gran imaginación en su puesta en escena son algunos de los ingredientes que hacen de Hausu única en su estilo.

 

Akira (1988) de Katsuhiro Otomo

El manga futurista ambientado en Tokio en 2019 cambio la forma en que se concebía el cine animado y fue el plus final del cyberpunk, que unos años atrás Blade Runner había puesto en el mapa. Akira es muy rica en toda su estética imaginativa, compleja en su guion, capas y matices pero igual es asombrosa y altamente adictiva con secuencias que se convirtieron en todo un referente. 1988 es sin duda el año más importante del anime, ese año llegaron también Mi vecino Totoro y La tumba de las luciérnagas.

 

El viaje de Chihiro (2001) de Jayao Miyazaki

La animación sirve para extender los límites de la imaginación humana creando universos a los que no posible llegar a través del live action. Eso lo entiende perfectamente Miyazaki y eso hace a El viaje de Chihiro una obra de arte en todo sentido. El festín de animación, imaginación, de cultura y tradición japonesa a la vez que se hace una importante metáfora capitalista es latente durante todo el metraje de esta magna obra que significo todo un parteaguas no solo en la animación occidental, sino en general.

 

Violines en el cielo (2008) de Yojiro Takita

Es muy interesante observar un tema tan delicado como la muerte desde un punto de vista cultural como el japonés, el duelo y la preparación para despedir a aquellos seres que apreciamos. Este relato posee mucho tacto a la hora de trasladar todas estas ideas imprimiendo una gran dosis de humanismo, siendo emotivo pero nunca siendo manipulador y tendencioso, algo que en este tipo de cine es muy complicado evitar. Por otro lado está la hermosa música de Joe Hisaishi, el mejor compositor del cine japonés.

 

Un asunto de familia (2018) de Hirokazu Koreeda

Koreeda es el mayor heredero de Ozu. No solo en la aparente sencillez de la puesta en escena sino en su radiografía del entorno familiar, pero ya no a través del costumbrismo y la transformación de las tradiciones, sino en la exposición de la disfuncionalidad en los tiempos modernos donde ser una familia representa algo más que lazos de sangre y eso se observa en los integrantes que forman a la familia protagonista de esta flamante ganadora de la Palma de Oro del Festival de Cannes.