Reseña del libro “Dorsal” de Nadia López García

 

Por Víctor Daniel López  < VDL >

Twitter @vicdanlop

 

La poesía existe como aleta dorsal. De los sentimientos. Los recuerdos. Reconciliarse con el pasado. Para encontrarse con uno. ¿Qué nos hace ser lo que somos? Todos venimos del agua y cargamos con el mismo nombre, aunque tratemos de cambiarlo. ¿Cuántas vidas se pueden vivir en un instante? Uno puede soñar muchas cosas y distar la realidad de la fantasía que nos habita. ¿A qué edad comienzan los recuerdos? La muerte no tiene edad, y, sin embargo, la contamos siempre con los años.

Dorsal es el título del nuevo poemario de la gran escritora oaxaqueña Nadia López García, con el que fue galardonada con el XVI Premio Mesoamericano de Poesía Luis Cardoza y Aragón 2021. No hay duda acerca de esa resolución. No me importa no haber leído a los demás concursantes. Este libro resulta bellísimo en toda su extensión de versos que nos llegan al alma, y nos duelen. Porque la poesía es así, y cuando resulta escribirse desde lo más profundo del corazón, siendo honesta y con gran talento, es capaz de llegar a lo sublime.

La poeta joven y bilingüe (tu’un savi-español) ha ganado ya numerosos premios y participado en diversos foros culturales. Autora es también de libros como Ñu’u vixo / Tierra mojada”, “Isu ichi / El camino del venado y Tikuxi Kaa / El Tren. Su escritura, de raíces indígenas, vuelve siempre a lo esencial (de la literatura y la vida); su poesía, como ella escribe, desea se use como remedio contra el olvido colectivo. Ahora nos llega su más reciente trabajo, publicado por Fondo de Cultura Económica, y en el que en algunos poemas se pueden observar bellas referencias como a César Vallejo o a la del pájaro azul de Rubén Darío. Un pájaro azul aprisionado en el cerebro, y del que Nadia escribe: se devora a sí mismo, y vuelve a nacer, una y otra vez.

Dorsal” es una extensión de su cuerpo, parte de su alma, que en pedazos, va reconstruyendo un pasado que es capaz de crear un reflejo en la sociedad actual. Los recuerdos de la infancia, aquel lugar de donde viene uno (“las olas tempranas”). La confusión, los padres y el hogar; las ciudades, los olores y las abuelas. La identidad de uno, la lucha incansable por definirse y encajar en el mundo. El miedo: “a la muerte, a la espera, al rostro en el espejo”. El porvenir. El hipocampo y los caballos de mar. La muerte de Vicente que puede incluso representar las muertes de los, y sobre todo LAS, que desaparecen. Y una voz que dice cambiar de género, pero tal vez intenta decir que el que cambió fue su mundo, lo ajeno, la sociedad que se pierde. Esta es una obra completa, cerrada, cada poema va de la mano del anterior. Es una pieza musical en dos movimientos. Las palabras de Nadia resultan cuchillos que llegan a los huesos, que “duelen más que el puño sangrante de un padre”. Estamos frente a un gran libro, y probablemente, una de las mejores poetas de México.