Parajes

 

Por Erick Gálvez Ayala 

Twitter: @Alcaceltser

 

 

La posibilidad de una isla, ese hueco de algún lugar, sin discursos totalitarios, sin recomendaciones de la masa, una mirada al infinito, pocos sabores a elegir, mejor aún, una libertad de elección, nada atado a la encomienda, ser lo que cada quien sea, proponer y aceptar el rechazo.

Lo que el silencio nos trajo, escuchando con los oídos destapados, abiertos a la oscuridad, al cambio de planes, a la justicia estimada, no a la injusticia determinada. Pensando en la concentración, inspirando a la mente, coleccionando sueños, amarrando complejos, mirar hacia el mundo lejano, no como parte de él, sino como un águila con la mira puesta en lo complejo, en la memoria, en el recuerdo.

Hacia la montaña sagrada, el lugar del mago, subiendo hasta donde es imposible caer, con ganas de respirar, de suspirar. A la mierda con sus reglas, con esos personajes confusos, cobardes nos volvimos, pero aún tenemos salvación, esa luna puede alumbrarnos en momentos densos, ajustar cuentas ya lo haremos, sin bendiciones ni saludos, respeto hasta dejarnos ilesos.

Con dios del otro lado, dándonos la espalda, señalando los errores para llenarnos de arrepentimiento,  quizá mañana este despierto, con los ocelos encerrados, guiado entre la victoria estrechando la derrota, rodeado de vegetales, parezco un relámpago inútil, solo que puedo rasguñar las piedras, conservar ese sitio bizarro, dentro de una caja abandonada, otra vez refugiémonos en la almohada.

Dentro de un holograma, un oasis alineado al arcoíris, el fuego no consume las cenizas, respiro ese aire que purifica las inmundicias, tengo vértigo, a pesar de estar anclado al suelo, siento cambiar de camuflaje para seguir en el instinto, suspirar, renacer, conocer algún otro sitio. Dudo tanto de regresar, acabar este sueño deberíamos sancionar, ya nos han cortado, somos menos que la mitad.

 

«Un oasis de horror en un desierto de aburrimiento». Charles Baudelaire.