Reseña del libro “El peor día de mi vida” de Francisco Hinojosa y El Fisgón

 

Por Víctor Daniel López  < VDL >

Twitter @vicdanlop

 

 

¿Cómo puede imaginarse el peor día de la vida de un niño que apenas va en quinto de primaria? Un día en donde absolutamente todo le sale mal, y cada situación la va llevando a una peor hasta verse metido en un verdadero lío: bajar su rendimiento académico, salir casi expulsado, ser víctima de los bravucones del colegio, regañado, herido, ser casi orinado por un perro o, mejor dicho, un elefante.

En este libro infantil, escrito por el maestro del género Francisco Hinojosa, e ilustrado, siempre talentosamente, por El Fisgón, hacemos correr la imaginación para adentrarnos en una historia acerca un grupo de tres niños que sin culpa alguna se han visto inmersos en un controversial dilema al verse culpado por ciertos engaños, de los que son inocentes, y que por tratar de decir la verdad y sacar a la luz a los verdaderos responsables de una y varias más travesuras, salen peor de regañados, empeorándose sus día y llevándolos a actuar pensando en una estrategia que les funcione y los haga liberarse de los castigos y la suerte que no ha estado de su lado.

Y es que en la escuela a la que asisten hay tres tipos de niños: losquenosemetenenproblemas, losquesísemetenenproblemas y losquecreanproblemas. La mayoría pertenece al primer grupo, pero Mariano y sus dos amigos, Linda y Pato, pertenecen al segundo, que sin querer se andan metiendo en los problemas de los que pertenecen al tercer grupo (los que los crean), como el círculo de los cinco (Landívar, Blanco, Sepúlveda, Chaparro y El Camarón).

La historia, sobre riesgos, amenazas y planes, llena de humor y de aventuras, publicada por Fondo de Cultura Económica, entretiene durante todas sus hojas y dibujos, y hasta a los adultos hace recordar aquellos días del colegio, en donde todas las preocupaciones podían centrarse en aventuras que uno las crecía para hacerse pasar como superhéroes o protagonistas de un hecho en particular que bien, debían de salvar, o bien, ser parte de alguna forma, para bien o para mal.

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