Por Carla de Pedro

La película Barbie, estrenada el día de mi cumpleaños del año pasado, 20 de julio de 2023, junto a Oppenhaimer de Nolan, generó una gran controversia a nivel mundial. No puede decirse, pues, que pasó desapercibida. Como el América o como López Obrador, recibió amor y odio de manera desmedida, pero definitivamente no dejó a nadie indiferente.

Desde que salió su intenso marketing se esperaba que fuera una película de corte feminista y puede decirse que en cierta forma sí fue así. Barbie es una película que busca hacer una crítica del patriarcado de forma burlona y bastante burda. Pareciera pues que este es el eje en torno al cual gira la película, no obstante es preciso hacer desde ahora una crítica al filme y es precisamente que no se entiende bien qué es lo que quiere criticar.

En una parte, pareciera que critica a Mattel y a las grandes empresas capitalistas que se estructuran de manera jerárquica, dejando al mando a un grupo de hombres poderosos que minimizan el trabajo de las mujeres, no obstante, en el filme este grupo de hombres terminan revelándose no como unos fríos y explotadores capitalistas a quienes solo les interesa el dinero, sino como buenas personas interesados en el bienestar de sus clientes: las niñas.

La directora no se atreve a hacer una crítica ni al capitalismo ni a Mattel y es que, no se puede criticar a quien paga, la misma película forma parte de este mundo como lo demostró la fuerte inversión hecha en su publicidad. Por tanto, los empresarios de Mattel en la película terminan estando de más, pues la aventura de Barbie no los requiere para nada y no hay razón para que viajen al mundo de fantasía de estas muñecas, pues al final no aportan nada a la historia ni aprenden nada. La empleada explotada y fastidiada sigue eventualmente trabajando para ellos; la idea que les comparte les parece ridícula y asumimos que este personaje no evolucionará nada a causa de su experiencia con Barbie, si bien al menos se reconcilia con su hija adolescente.

Pero este no es el único punto ambiguo de la película, ni el único personaje que no evoluciona. El punto más importante de la película, la crítica al patriarcado, termina convirtiéndose en una caricatura, pues las Barbies, para recuperar su mundo, terminan manipulando a los Kens y demostrándonos que su supuesto feminismo no es más que un machismo a la inversa que termina menospreciando a los personajes masculinos, denigrándolos como ha hecho el machismo con las mujeres por siglos. Como si el feminismo y el machismo no fueran más que una lucha de poderes.

Esto es un problema pues aunque sabemos que estamos frente a una comedia, esta caricaturización no hace más que menospreciar problemas graves de nuestra sociedad. No se trata de que las mujeres quieran hacer pijamadas diario y ganar premios, no se trata de que el problema sea lo cansado que es ser mujer porque ser demasiado bonita es un problema y no serlo es un problema y criticar es un problema y no hacerlo es un problema: no, se trata de que las mujeres han sido coartadas de sus derechos a lo largo de los siglos, prohibiéndoles derechos básicos de todo ciudadano como el derecho al voto, privándolas de su derecho a acceder a la educación y al conocimiento; se trata de mujeres violadas y asesinadas por el simple hecho de ser mujeres. Ridiculizar la problemática no hace más que generar burlas contra el feminismo, burlas que una película como Barbie se tiene bien ganadas porque hace ver el feminismo como un absurdo.

La película parece pues querer criticar todo: el capitalismo, a Mattel, el patriarcado, el feminismo e incluso a la creadora de Barbie, al mencionar que evadía impuestos; no obstante, todas sus críticas se quedan a medias, no son claras, como si la directora no quisiera arriesgarse a ofender a alguien y terminara ofendiendo a todos, pero en juego, después de todo es el mundo de Barbie, donde todo es solo un juego.

La falta de evolución de los personajes que, como dijimos, se muestra claramente en Gloria, la empleada de Mattel, también la encontramos en los demás personajes. Ken es un claro ejemplo de un personaje confundido que al final se resuelve con un simple “ser Ken”, sin que sepamos qué implica en realidad esto.

La forma en que Ken es despreciado por Barbie solo nos deja en claro algo: el amor es irrelevante. Esta enseñanza que parece ser la única clara es, digámoslo con todas sus letras, una porquería, porque creer que no amar te hace fuerte es la mayor falacia que se han inventado en los últimos años. A algunos guionistas les hace falta leer a Erich Fromm, a María Zambrano o un poco de filosofía budista para darse cuenta de que una sociedad no funciona sin amor. Pareciera que cada vez se insta más a generar individuos egoístas, egocéntricos y solipsistas. Creer que la liberación femenina viene dada de la autosuficiencia es uno de los principios más absurdos y ridículos, porque somos seres sociales que necesitamos de los demás y que además, ellos también necesitan de nosotros. Ir por el mundo sin que me importe nada ni nadie más que yo mismo no solo no mejora esta sociedad patriarcal, sino que la empeora, pues en vez de una sociedad hay un montón de egos peleando unos contra otros.

Cabe señalar que existen otros personajes que podrían haber evolucionado de forma interesante, como es el caso de Alan. La verdad es que yo esperaba que Alan planteara la posibilidad de otro tipo de masculinidad, pero nunca lo hizo. Alan es solo un mal chiste, cuando podría ser un tipo de hombre distinto, permitiendo la concientización de que ser hombre no es igual a beber cerveza y actuar como bruto.

Otro personaje que increíblemente no evolucionó, esa es precisamente Barbie. Ella decide dejar de ser una muñeca y convertirse en una mujer real, lo que debería ser suficiente para aceptar su evolución. No obstante, la broma del final, cuando Barbie va al ginecólogo, nos deja en claro que parece que tener una vagina es el único elemento que hace de una mujer, una mujer. La determinación a partir únicamente del cuerpo, termina nuevamente cosificando a las mujeres. Ser una mujer es una determinación social no una cuestión biológica.

No obstante, quizás el mayor acierto de la película es el diálogo que mantienen Barbie y su creadora, donde ésta le dice que las barbies y el patriarcado son solo ideas, creaciones con las que el ser humano lidia con su existencia. Lo que en realidad importa al final, son pues las personas, los seres humanos, no las ideologías.

Así, Greta Gerwig termina desatendiéndose de todo, diciendo que los seres humanos no son feminismo y machismo, no son empleados y empresarios, no son Barbies. Pero entonces, me pregunto, ¿qué somos? La directora de Barbie se desentiende de la respuesta y bueno, ¿quién la culpa?, no es como si fuera una pregunta con respuesta.

Quisiera señalar que la película de Barbie, en efecto, es una bocanada de aire fresco en una época de secuelas y remakes. Es una película divertida que sin lugar a dudas nos hace soltar algunas carcajadas, pero también es solo una comedia para pasar el rato, no podemos esperar que nos diga mucho más porque en realidad no lo hará. Lo bueno de la película, cabe resaltarlo, es que nos genera reflexiones, nos hace preguntarnos quiénes somos, qué es ser una mujer, qué es ser un hombre, qué es ser un ser humano. Lo malo es que también genera muchas malas interpretaciones que pueden desencadenar odio misógino o hembrista.