Reseña de “Los amores de Nishino” de Hiromi Kawakami

 

Por Víctor Daniel López  < VDL >

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Los amores de Nishino” son diez memorias diferentes que nos presenta la autora japonesa Hiromi Kawakami (bajo el sello editorial Debolsillo de Penguin Random House) para irnos ayudando a recrear a Nishino, un personaje enigmático y melancólico, cuya toda su vida se ha visto envuelto en relaciones con mujeres, aunque con ninguna establecido una relación formal de duración larga. Porque Nishino es un hombre libre, a la vez que lleno de secretos. Gusta de amar, y ser amado, pero aún no logra descifrar lo que el amor en verdad es. Un hombre callado, a veces hablando de cosas raras y que sólo él entiende. Un hombre que prefiere la noche al día, pues no logra concebir un mundo sin oscuridad. Un hombre que se intriga por cosas que nadie a su alrededor siquiera le toman por cuidado, como en qué pasará con el planeta dentro de treinta millones de años, como en el comportamiento de las aves que cambia con la dirección del viento, o simplemente pensar en los alimentos o en los peces (“Nishino me explicó que en Andrómeda hay muchísimas estrellas y nunca se hace de noche. Es de día las veinticuatro horas. Está lleno de luz. No hay sombra”). Un hombre sumergido en el recuerdo, cargando con la sombra de su hermana. Alguien que solía disfrutar de comer parfait y a quien podía asemejársele con el marimo, un tipo de alga que crece en el fondo de los lagos, sola, bajo el silencio y la quietud de la nada. La nada misma.

¿De qué me habló Nishino la última vez que charlé con él? De alguna trivialidad. De un perro que había tenido en el pasado. Del aroma del perfume que usaba la chica con la que salía. ¿A qué suena el mar de noche? Seguro que me habló de cosas por el estilo. Igual que siempre. Jamás hablaba de cosas importantes. Aunque en el mundo apenas existen cosas que importen. De hecho, puede que no exista ninguna.

Los amores de Nishino”, que bien podría verse como una novela, bien como una selección de cuentos, nos presenta la figura femenina ante un hombre que, aunque seductor, lo es también sensible y a veces un poco introvertido. Un hombre que siempre anda metido en lo suyo, pensando sus cosas, como si se escondiera por completo del mundo que acontece a su alrededor para vivir únicamente el que ha creado dentro suyo, con sus propios demonios, y también su propia esperanza. Esta resulta ser una obra sobre la incapacidad de amar. El libro es sensible pero sin caer en lo cursi, con una prosa sutil de Kawakami, y descripciones dulces que nos hacen imaginar y recordar quizá hasta las historias de nuestros propios amores: los de la infancia, los de la adolescencia, aquellos con los que crecimos y también los más pasionales. Cada una de las diez mujeres que nos narran sus historias tienen similitudes entre ellas, no son tan ajenas, y es que tal vez todas en el fondo sean la misma, y por eso Nishino busca siempre ese perfil, estereotipo, la misma mujer en todas las mujeres, como quizá lo hacemos todas las personas: buscar el amor en cada una de las partes que en sí lo conforman y nos van armando durante toda la vida.

A mí me gustaba Yukihiko. Me gustaba mi padre. Me gustaba mi madre. Me gustaba mi gato, Kuro. Me gustaba el bebé recién nacido de los vecinos. El olor a colada en los días soleados. Faltar a clase los días de lluvia. Me gustaba Yukihiko a la par que todas esas cosas. No recuerdo cómo empezó a gustarme otro hombre.

Los diez relatos no están separados entre sí, hay relación en cada uno de ellos, y al final nos ayudan a entender mejor la figura masculina que gira en torno a ellas. Conocemos al protagonista sin tener su propia opinión sobre sí, y no es necesaria, pues muchas veces los otros tienen el mejor perfil de nosotros que uno mismo. A lo largo de todas las historias por las que pareciera que espiamos desde la cerradura de la llave (los secretos más íntimos, las emociones más recónditas), las distintas mujeres a veces llegan a conocerse entre sí, a veces se pasean en el relato de la otra. Todas buscan el amor de Nishino sin saber también cómo pueden ser capaces de amarlo, de entenderlo, de entrar a su mundo que parece tan desconocido a los otros. Nos abrazamos. Con ternura. Como el agua. Pero sin convertirnos en agua. Estábamos inquietos. Estábamos extasiados. Estábamos desesperados. Éramos ligeros. Empezábamos a amarnos. Pero fracasábamos en el intento y nos quedábamos a las puertas del amor. Todas comparten el mismo sentimiento, aquel que no vive sólo entra las sábanas ni en los besos, sino en el deseo de llevar el compromiso hacia algo más serio sin saber cómo darle fuerza ni perder cada uno la propia libertad e independencia que le corresponde. ¿Por qué será que a Nishino le cuesta tanto trabajo amar? ¿Por qué vive sumergido en el recuerdo y en la melancolía de un presente en que no se sabe hallar? ¿Por qué Nishino parece andar buscando de entre una mujer a otra, algo que quizá sólo vive en lo más profundo de él? Los amores de Nishino es una historia sobre el amor que siempre fracasa y nunca termina por consumirse, el amor perdido no sólo al amor, sino a la tierra de donde germina, brota, y florece.

 

Nuestra presencia se abrió con calma, con mucha calma, hacia el mar nocturno
y fue llenándolo.