Por Harry Cano

 

La noche del miércoles 18 de mayo fue inolvidable para mí – la cita fue en el Auditorio Banamex donde presentaba su Tour Sinphónico- , estuvo ante mis ojos un grande, una de las mejores experiencias musicales, un divo que se contoneaba a placer, un cantante, de los pocos cantantes que maximizan el sentimiento, la emoción y la fuerza de transmitir e interpretar, una voz potente que a todas luces y a sus 73 años sigue haciendo vibrar la piel. Señoras y señores estaba ante mí, el divo de linares: Raphael.

Vistiendo un traje negro y como es costumbre, totalmente formal, conservador y sonriente, acompañado de la “Camerata Sinfónica de Monterrey” Raphael llego a un auditorio que lo recibió con una ovación de pie y dio inicio con la canción “Ahora”, las percusiones, las cuerdas de los violines y los metales empezaron a sonar con fuerza.

Alguna vez “Variety” menciono que Raphael era una combinación entre Tom Jones, Elvis Presley y Bob Dylan y no cabe duda que sí, su forma y estilo, dentro y fuera del escenario es propia. Con

aplausos y gritos del público Raphael deleito con “Enamorado de la Vida” y “Provocación”, pero fue con “Mi Gran Noche” aquella famosa canción que compusiera el legendario español Manuel Alejandro, con la que puso a bailar a la gente y a cantar a coro hasta el fin.

De pocas palabras con el público y de más emotividad, paso a decirle a su público: “Señoras y señores, es un placer estar aquí en Monterrey. Es un placer porque les puedo compartir nuevas cosas. Ahora acompañándome por la Camerata Sinfónica de Monterrey, por Rubén Diez, mi director, y por qué les canta Raphael”.

El español que tiene disco de Uranio por sus altas ventas de discos y que solo dos más lo han logrado, una banda y un cantante, Queen y Michael Jackson; siguió con la velada con canciones míticas como “Y Fuimos Dos”, “No Puedo Arrancarte de Mí”, “Payaso” y “En Carne Viva” melodía que logró arrancar gritos de aquellos fanáticos más avezados a su carrera artística. El concierto que estaba planeado terminarse a las 11:30 de la noche, se alargó pasada la media noche y todo debido a los gritos del público que pedían, más y más de Raphael y él se disponía ante el público.

Unos lo llaman “El Divo de Linares” otros “El Ruiseñor de Linares”…. Pero lo que si queda claro es el gran cariño que le tienen los artistas; ha logrado realizar duetos con Julio Iglesias, Paul Anka, Celia Cruz, Gina Lollobrigida, Tom Jones, Roció Durcal, Mónica Naranjo, Roció Jurado, Alaska, Enrique Bunbury y un largo etc…

Yo sé que todo tiene que terminar, pero me resistía a que no terminara el concierto. El español se dispuso a cantar la canción “Frente al Espejo”, donde a manera de actuación teatral, hablaba con un espejo y al final de la canción, el cantante termina por quebrarlo con un banco. Después de eso vendría la despedida, el público se levantó de sus asientos y lo seguían aclamando, alzo su mano y dijo adiós…. Pero volvió y con su perspicaz sonrisa regalo las siguientes palabras:

“Les decía al comenzar el concierto de hoy, que estaba feliz, de estar de nuevo en Monterrey, que siento como mi casa, y que estaba feliz de estar aquí, en este Auditorio, y que estaba aún más feliz de cantar con la Sinfónica de Monterrey. Y a ustedes, voy a seguir viéndolos, muchas veces, cada vez que ustedes quieran, aunque sea solamente para decirnos eso que ustedes y yo sabemos muy bien”

Y para deleite de todos finalizaba con la canción emblemática de su carrera y con una de las mejores en la historia de la música en español, “Como yo te amo” y al compás de la música les dijo a todos los regios presentes “Les amo tanto, tanto, Monterrey” y la gente lo seguía aclamando, pero esta vez el divo no volvería.

Mi noche la termine con lágrimas, pero de satisfacción y alegría porque por fin conocía a ese gran cantante, actor y bailarín que tanto me ha inspirado. Y mi mente no lo dudaba por nada, que entre nosotros, caminaba un divo.