Por Daniel Hernández García.

El niño mejor vestido de Virginia Road, un niño de seis años divirtiéndose contando hojas en el suelo, un niño bajo el cielo tropical de Los Ángeles, un niño que mira con envidia a los demás niños porque ellos pueden vestirse como quieren y que pueden jugar sin miedo a ensuciar su ropa, un niño con miedo a ser rechazado porque su padre atormenta y grita a los demás niños. Un niño con el miedo a ensuciar su ropa inmaculada. Un niño que deseaba no haber nacido en Alemania, que comprendía perfectamente su situación en tiempos de la segunda guerra mundial.

 

Henry Charles Bukowski fue un niño que aprendió a observar el mundo desde su rincón, educado duramente por su padre, un hombre que cruzaba la línea de la disciplina y la crueldad sin escrúpulo alguno. Henry en más de una ocasión recibió azotes por parte de su padre sin razón alguna, recibió tantos azotes hasta que fue insensible a ellos. El padre perdía fuerza frente a su hijo al ver que este no respondía a los golpes, el silencio se convirtió en el arma de Hank.

En una ocasión su madre Katherine le mostró una nota del director de su escuela al padre de Charles. Henry llamo a su hijo para que saliera de su cuarto y le dijo: –“¡muy bien Henry! ¡Al cuarto de baño!”-. El niño se extrañó que su padre no le preguntara su versión de los hechos, pero no se molestó en plantear la cuestión. Fue al cuarto de baño, como le habían ordenado. Henry tomo su correa para afilar su navaja de afeitar, la sostuvo con fuerza y le ordeno a su hijo que se bajara los pantalones.  Le propino una sarta de latigazos de esos que dejan entumecido. A Hank le saltaron las lágrimas. Afortunadamente no podía oír las palabras de furia que brotaban de la boca de su padre.  Lo único que oía, lo único que sentía eran los golpes del cuero sobre su carne. Entonces se concentró en los rosales que su padre había plantado y cuidado en el jardín trasero, su orgullo y su alegría, en las cosas que amaba, en su coche bien protegido en el garaje. Sin querer Hank comenzó a llorar. Por fin su padre paro y salió del baño.

Hank conocía el temperamento de su padre lo suficiente como para que la paliza no le sorprendiera demasiado. Pero de algún modo, esperaba que su madre acudiera a su ayuda. Acudió a ella y le dijo que no era justo que su padre le pegara y que ella lo sabía.  Su madre le contesto que su padre siempre tenía la razón y después se fue. Hank nunca perdono a su madre que no le defendiera en esta ni en otras numerosas ocasiones.

Ahí comenzó la ruptura de Hank con su familia, él no quería ser como su padre, no quería adoptar su personalidad ni sus innumerables defectos, Hank comenzó a refugiarse en la lectura para escapar de su mundo.

En quinto curso, una profesora les pidió en clase a sus alumnos que escribiesen una redacción sobre la visita del presidente “Herbert Hooveral Coliseo de Exposición Park. Hank no acudió, pero de todos modos escribió la redacción sobre “Hoover”. En ella daba muchos detalles de cómo estaba el presidente más tieso que un huso, cómo saludaba con la mano a la multitud, cómo resonaba su voz a través de la megafonía. Describía la emoción de la población de Los Ángeles ahí reunida, aclamando a su presidente.

Cuando entregaron los trabajos, la profesora los leyó concienzudamente y dijo a los alumnos:

-Tengo aquí un trabajo sobre la visita de nuestro presidente al Coliseo escrito por Henry Bukowski. Es muy hermoso y quiero leérselos-. Cuando los demás alumnos estaban saliendo de clase, la profesora le pidió a Hank que se quedara. Le pregunto si realmente había ido a escuchar el discurso del presidente Hoover. Acorralado, admitió que no había estado ahí. En vez de ponerse furiosa, la profesora le dijo que eso  hacía que su trabajo fuera aún más interesante y que estaba todavía más impresionada. Hank a pesar de lo pequeño que era comprendió que la gente quería mentiras hermosas, no la verdad. Eso era lo que necesitaban. La gente era idiota. Esa vez fue la primera vez que Hank se consideró escritor.

Al llegar a la adolecía Hank comenzó con los problemas de acné, marcando aún más su distanciamiento con los demás; fue tratado con los métodos de su época que le dejaron infinidad de cicatrices; al llegar el momento del baile de graduación, le fue negada la entrada porque aparentaba ser mucho mayor que sus demás compañeros. Se quedó mirando desde fuera el baile, pensando si alguna chica lo aceptaría con las cicatrices en el rostro. Poco tiempo después Hank comenzaría a mezclase en bares y entablaría amistad con gente mayor que él. Es aquí donde comienza su alcoholismo razón por la que su padre lo echa de casa y comienza a rodar por el país.

A finales de 1946 se acabaron los vagabundeos de Hank y regresa a su ciudad natal, Los Ángeles. Seguía bebiendo y escribía relatos de vez en cuando, en un bar. Hank conoce a Jane una mujer mayor con la que pasa varios años de su vida. Hank comenzó a trabajar en el servicio postal para poder solventar sus borracheras y de Jane. Poco a poco las borracheras de Jane fueron empeorando, había épocas en que apenas parecía darse cuenta de lo que le rodeaba. Hank escribía cada vez menos, algunas veces no tenía dinero para comprarse zapatos por gastar en alcohol.

Un día en que Hank estaba metiendo la correspondencia en las cajas, su compañero de trabajo le dijo que tenía muy mala cara y que debía irse a casa a descansar. En realidad se había sentido mal toda la mañana,  pero no le había dado importancia. De repente lo mandaron a descargar un camión de correspondencia, mientras descargaba se dio cuenta que realmente no debería estar trabajando, ficho y fue a descansar a su casa.  A la mañana siguiente comenzó a vomitar sangre. Se despertó echando sangre por la boca y el recto. Le pidió a Jane para que llamara a un médico, y cuando este examino a Hank dijo que si no iba a un hospital moriría. “Era como la muerte misma. Me pusieron en la litera de arriba y ahí me dejaron. Por la boca todavía me salía sangre, que goteaba sobre la persona que estaba en la litera de abajo. Estaba preparado para morirme”.

Después de recuperarse tomo nuevamente su máquina de escribir y comenzó a trabajar en sus poemas “Era como una especie de locura, ni siquiera pensaba sobre lo que iba a escribir. Era algo totalmente automático.” Con esta nueva inspiración comenzó a enviar sus poemas a distintas revistas <underground> donde poco a poco fue abriéndose paso entre los lectores.

Al tiempo que Charles Bukowski era participe de la escena <underground>, los poetas de la <generación Beat> hacían eco en la escena principal literaria. Hank jamás se consideraría parte de ninguna escena puesto que el escribía desde su trinchera, se sentía muy a gusto en su soledad, nunca se sintió cómodo en la compañía de otros escritores, él prefería compartir barra con los hombres comunes en algún bar de Los Ángeles.

Hank continúo trabajando en el servicio postal, hasta 1970, cuando decidió dedicarse de lleno a escribir. Mucho tuvo que ver Jon Edgar Webb director de The Outsider con quien entablo una relación más allá de poeta-editor, Jon Webb fue uno de los pocos amigos que tubo Hank. Entre junio y septiembre de 1963, los Webb imprimieron “It Catches My Heart in its Hands”  de este libro sólo se imprimieron 777 ejemplares. Hank manifestó su reacción al libro en una carta.

“No he visto jamás en ninguna librería de ninguna ciudad un libro hecho de esta forma, con tanta inventiva creatividad y tanto cariño. ¿Dónde han estado los editores durante todos estos siglos? Vosotros lo habéis logrado.”

En 1972 Hank recibió una invitación para dar un recital en San Francisco, en el teatro City Lights Poet. El primer recital de muchos. “A Hank le afloraban los nervios y el miedo. Le parecía que el público le estaba partiendo en pedazos. Wolberg había puesto una nevera en el escenario y la había llenado de cerveza. Hank que ya estaba borracho, vomito pocos minutos antes de subir al escenario. Una vez ahí empezó a insultar a la multitud, preparando el ambiente para una noche totalmente loca, que Blazek recuerda más como un evento deportivo que como un recital de poesía. La gente gritaba obscenidades al poeta, que se había transformado en alguien igualmente obsceno al subir al escenario. Hank adopto la categoría de estrella de rock que le asignaron tan rápidamente.”

A los 52 años Hank había logrado estar en la escena principal, un resultado de muchos años de constante trabajo enviando poemas aquí y allá. Hank se hizo una leyenda rodeada de muchos mitos a su alrededor y que siguen siendo parte de él, hoy después de muchos años de su muerte. Se tiene en un concepto erróneo a Bukowski de borracho y mujeriego. Se decía que tomaba 6 cajas de cerveza al día y que saltaba de cama en cama. Lo cierto es que tomaba un paquete de Miller al día y en los últimos años de su vida tomo vino cada uno de sus días. Charles Bukowski fue un hombre que conoció el amor demasiado tarde, sólo tuvo 4 relaciones serias cada una de ellas con sus infiernos y sus glorias. Tanto en sus poemas como en sus escritos Hank nos deja ver su lado más vulnerable con un lenguaje que golpea nuestros sentidos, elegimos quedarnos con lo cómico porque la verdad nos asusta, porque somos gente idiota, y la gente idiota quiere mentiras hermosas.

 

Haciendo el amor al sol, al sol de la mañana

en una habitación de hotel

sobre el callejón

donde los pobres hurgan buscando botellas,

haciendo el amor al sol.

Haciendo el amos junto a una alfombra más roja

que nuestra sangre,

haciendo el amor mientras los chicos venden titulares

y Cadillacs,

haciendo el amor junto a una foto de Paris

y un paquete abierto de Chesterfield,

haciendo el amor mientras otros hombre -pobres idiotas-

trabajan…