Por Víctor Daniel López

No hay mayor vida que la que se encuentra en la fugacidad de los instantes perfectos y bellos. Muchos de ellos resultan encontrarse dentro del mundo del arte; un claro ejemplo es la ópera, que desde el siglo XVII en Italia ha ido extendiéndose a través del tiempo, proporcionándole a su vez luz, color y melodía a este mundo que a veces resulta serio, complicado y en donde habitan de vez en cuando alguna que otra sombra.

La temporada de ópera llegó y la gente podrá disfrutar de transmisiones en vivo desde el MET (Metropolitan Opera House) de Nueva York, uno de los recintos más importantes en el mundo actual de la ópera y que cada año recibe a los mejores directores, tenores, sopranos, coros y elencos de todos los países. Cada año se nos otorga la oportunidad de tener un asiento a la distancia y disfrutar en tiempo real estas grandes producciones que logran transformar el instante en un canto único a la vida. La ópera es una de las formas más bellas de representar las pasiones humanas: sus deseos, sus miedos, emociones que con el pasar del tiempo siguen siendo las mismas para todos los hombres. Siempre he dicho que desde el instante en que la orquesta afina sus instrumentos para dar comienzo a un espectáculo de ópera, se crea magia, misma que dura hasta el término de ésta con la ovación del público que por lo general suele reventar en gritos y aplausos. Una magia que únicamente es capaz de concebirse en el resultado de la mezcla de las piezas perfectas tocadas por la orquesta, las grandes voces de los protagonistas, los extraordinarios coros, la representación teatral de una historia digna de ser contada, el vestuario y la escenografía. Una magia que hace de la ópera un arte completo.

En México quizá aún no se tenga bien desarrollada una cultura de ópera, pero en eso se ha estado trabajando durante los últimos años ofreciendo una mayor oferta y eventos como lo son estas transmisiones. Si no resultas ser un aficionado, dale una oportunidad, y estoy seguro te terminará hipnotizando y envolviendo en su mundo fantástico. Es tremendamente bello, lo puedo asegurar. Al final, ¿a quién no se le ha enchinado la piel o incluso ha derramado lágrimas al escuchar arias como “Nessun Dorma”, “Che gelida manina”, “Vesti la giubba”, “E lucevan le stelle”, o con el final de “La Traviata” o el “Preludio y muerte de amor” de “Tristán e Isolda”?

Para esta temporada 2018 se podrán disfrutar durante los siguientes meses de estas transmisiones en vivo que nos ofrece el Auditorio Nacional, como también algunas salas selectas de la cadena Cinépolis:

10 de febrero (11hrs) – “Elixir de amor”, Gaetano Donizetti.

24 de febrero (11:30hrs) – “La bohème”, Giacomo Puccini.

10 de marzo (12hrs) – Semiramide, Gioachino Rossini.

31 de marzo (11hrs) – Cosi fan tutte, Wolfgang Amadeus Mozart.

14 de abril (11:30hrs) – Luisa Miller, Giuseppe Verdi.

28 de abril (12hrs) – Cenicienta (La Cenerentola), Gioachino Rossini.

 

Así que habrá que aprovechar esta grandiosa selección para dejarse sumergir en sueños alejados, aunque no tanto de esta realidad. Suspirar, contemplar, sonreír, llorar y dejarse cautivar por la música y las voces que, reflejando historias con las que nos podemos sentir identificados, hacen que sea esta vida una verdadera obra de arte. Y porque, como dice el divulgador y barítono Ramón Gener, “la ópera es vida, es pasión, es sentimiento, es emoción”.

 

 

 

 

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