«Fear Inoculum» by TOOL

 

Por Erick Gálvez Ayala

 

 

La bestia ha despertado, tras trece años de un silencio sepulcral, el fenómeno ha vuelto: más perfeccionado, más extravagante, más ambicioso, más barroco y, desde luego, más poderoso que nunca.

Tool despertó y lo hizo de un modo único, como solo ellos saben hacerlo, con un álbum simplemente: extraordinario.

Nunca había sido mejor utilizada esta palabra: Fear Inoculum, que para este álbum tan fuera del universo, tan  lejos de los adjetivos que suelen utilizarse para describir algo increíble. Es un disco salvaje pero inspirador, es absolutamente consistente. La espera valió cada maldito segundo.

Tool ha encontrado la forma de estar vigente sin publicar nada. A pesar de que cada álbum lleva un proceso largo, que en algunas ocasiones debe ser desgastante, este grupo siempre ha conseguido un resultado notable en sus trabajos.

Fear Inocolum se nota perfeccionado detalle a detalle, minuciosamente revisado; cada sonido que emana tiene total sentido. Aquí es donde debemos revisar el papel de todos los integrantes, porque Tool es una banda cuyo líder es la expresión artística, nada podría ser igual si quitas una parte del monstruo, el cual tiene una alienación fija y estable desde 1995.

Danny Carey, en la batería, nos demuestra cómo ha ido evolucionando con el tiempo. Es un gran percusionista, fuera de la media de los que ocupan su posición en el rock; oscuro, siempre que es posible, le pega a la batería con una fuerza descomunal, es técnicamente fantástico.  Sin duda, sus mejores aportaciones las hace en: «Fear Inoculum», «Invincible», «Descending», «Chocolate Chip Trip» y»7empest».

Por otro lado, Justin Chancellor es probablemente quien ha dado el sello más peculiar al grupo, sus líneas de bajo son dignas de imitación, siempre es capaz de no solo acompañar, sino llevar el peso de la canción. En todo el álbum se nota cómo el productor, Joe Barresi, ha puesto especial atención en mantener el estilo ganado a pulso del nacido en Londres, además de mostrar otras fortalezas que llenan de calidad temas como: «Pneuma», «Legion Inoculant» y «Culling Voices».

El ecléctico Adam Jones mantiene su gran vultuosidad, aquella que lo pone en el altar de los mejores guitarristas de nuestros tiempos. Por momentos, nos lleva a un videojuego épico, para después, dejarnos musicalizando alguna serie de ciencia ficción. Ocupa el álbum de manera completa, no hay momentos en los que baje el ritmo, ésta es quizá la mejor aparición de Jones en toda su discografía.

Maynard James Keenan es quien ha dejado el protagonismo un poco a un lado, si bien sus letras siguen impactando por ser extrañas, casi imposibles de analizar, hay un alejamiento de la explosión vocal a la que nos acostumbró. No por esto, quiere decir que el cantante no tenga una buena presencia en el álbum, más bien, cada integrante sabe esperar su turno para mostrarse. Las letras de Maynard buscan el despertar del ser humano, declaran la posibilidad de controlar nuestros propios demonios, pues dejarse llevar por la corriente es lo peor que puede hacer el hombre. Su voz quiere hacernos romper los estigmas que nos han impuesto como civilización. No hay un sentimiento de derrota, por el contrario, hay que luchar con fuerza, no ceder.

En la versión física solamente tenemos siete temas, pero no necesitamos más. Para la versión digital, el grupo añadió tres piezas instrumentales más, que son verdaderamente oportunas. Nada hay que cuestionarle a esta banda; si hay que esperar más de una década para otro disco, así lo haremos.

Fear Inoculum es una sierra que rebana nuestras cabezas, las desprende del cuerpo aventándolas al aire que flota en el cosmos. Éstas se conducen entre lo real y lo imaginario, giran entre los sonidos exquisitos, discuten, divagan, crean y sueñan, para, al final, caer de nuevo a la Tierra. Tras un viaje tan inesperado, la normalidad es un vacío inenarrable.

«Inmune desde hace mucho tiempo, contagio, te exhalo, mintiendo me abrí a ti, veneno en manía, ahora, contagio, exhalo» FEAR INOCULUM, Tool, 2019.