BROKEBACK MOUNTAIN y el miedo del corazón

 

 

Por Renzo Mamani

(Este texto NO incluye spoilers)

Brokeback Mountain” es el título del relato de Annie Proulx publicado en The New Yorker en 1997. Con el pasar de los años y con la adaptación a una historia mucho más extensa por parte de Diana Ossana y Larry McMurtry, a quienes se sumaron el director Ang Lee y el compositor argentino Gustavo Santaolalla en el score, se comienza a construir la adaptación de dicha historia a la gran pantalla. Se estrenó el 30 de noviembre del 2005, generando controversia pero a la vez ganando reconocimiento masivo en la temporada de premios al año siguiente.

Debo confesar que vi esta película hace no más de un año. Recuerdo cómo iba descubriendo cintas, por recomendación, y siempre dejaba para después esta, incluso cuando provenía de una fuente en la que yo confiaba, además de contar con actores reconocidos como el ya fallecido Heath Ledger. No obstante, había por mi parte un prejuicio hacia su temática y de forma natural le fui dando prioridad a otras cintas que tenía por ver. Habría de darme cuenta cuán equivocado estaba al terminar de verla por primera vez.

Brokeback Mountain”, conocida en español como “Secreto en la montaña”, nos traslada a Wyoming, Estados Unidos en 1963, para contarnos cómo se conocieron los jóvenes Ennis del Mar y Jack Twist. Ambos necesitan dinero y acuden al mismo lugar, para acabar trabajando juntos, cuidando y vigilando ovejas en la montañosa zona (ficticia) que da título a la película; una zona fría y solitaria representada de una forma que a mí me capturó al instante, al brindarme una sensación de tanta serenidad por lo que estaba viendo y con un soundtrack que coronaba la belleza que se mostraba en pantalla. Contraria a esta paz que yo experimentaba, las cosas tomarían otro rumbo para nuestros protagonistas, mientras decidían acercarse poco a poco…

 

 

Esta película retrata la historia de dos personas que simplemente llegan a quererse y experimentan el amor, amor que por no seguir el cómputo habitual de la mayoría, es señalado y rechazado. El contexto de la película es desolador, dejando claro que se desarrolla en una etapa durante la cual, la sociedad prácticamente se ha tomado el derecho de privar a algunos de algo tan humano y universal como es amar con libertad. No hablamos de comentarios hirientes o de la burla en redes sociales, sino de exponerse a situaciones que incluso llegan a niveles de peligro de muerte y de cómo nuestro alrededor puede volverse un mundo inhóspito y cruel a máxima escala; para lo que esta película me parece un ejemplo de manual. Sin manipulación lacrimógena, ni densa, ni lenta, es una cinta sobria y madura.

Algo que pude apreciar desde el inicio del film y una característica que la diferencia de otras cintas que se ven por ahí en distintas plataformas, es la presentación de dos personajes varones sin actitudes afeminadas. El hecho de mostrarlos de esa forma es uno de los aspectos que más me llamó la atención, ya que esto brinda a la película una sencillez, que aunque se base en dos personajes homosexuales, simplemente me está diciendo: mira, este es un hombre igual a ti, solo que simplemente ama a alguien de su mismo sexo. Es así que puedo, en primera instancia, empatizar con algo tan normal como la necesidad humana del cariño por el que atraviesan los protagonistas y cuya puesta en escena me hace pensar cómo el amor nos hace ver parecidos a todos, a pesar de ser tan diferentes. Con una narrativa sencilla y una historia con una fuerza increíble vemos cómo estos personajes viven en constante pesimismo e inconformidad. Ellos se aman y sufren por ello, no soportan no estar juntos, pero el miedo a los juicios ha ganado casi todas las batallas.

Me fue inevitable reflexionar acerca de lo duro que es el hecho de que en muchas ocasiones o momentos de nuestra vida es preciso aparentar ser otra persona por situaciones que a veces son inevitables. Si ya de por sí eso me suena duro, el tener tanto miedo por la presión de una sociedad cruel y el tener que vivir pensando constantemente en qué hubiera pasado, hace que tenga sentimientos encontrados al pensar sobre los momentos en los que, incluyéndome, podemos llegar a formar parte de, en largo o corto plazo, vivir en el “armario” de una historia, que lamentablemente, en el caso de la cinta, es muy poco ficticia.

En estos últimos tiempos, se han sacado cintas que claman hasta el punto donde el mismo diálogo exhorta al espectador a que se acepten diferentes condiciones humanas, mediante una historia y mediante tópicos demasiado sosos a mi entender. Por el contrario, Brokeback Mountain” me ha contado una historia sincera y llena de humanidad que no me fuerza con mensajes casi textuales, sino que me hizo reflexionar sobre el significado verdadero del amor, al cautivarme con una historia llena de drama y cariño. Para mí al menos, eso es más poderoso y emotivo que un mensaje forzado de respeto.

Todos y cada uno de nosotros debemos reflexionar sobre quiénes somos y qué es lo que queremos, porque no podemos limitar la palabra amor hacia una persona, sino también a nosotros mismos. Poder reflexionar qué es lo que realmente anhelo para mi vida y, aunque pueda tener el triple o cuádruple de dificultad que aquello que los demás desean, tengo que tener el valor de salir del ya mencionado “armario” y pelear por lo que mi corazón me dicta. Todo eso finalmente pensé durante las horas posteriores de haber visto la cinta, y que a mi entender va infinitamente más allá de una simple historia sobre homosexualidad.

Absolutamente fantástica en todo aspecto. La sublime belleza de la sencillez, como me gusta, de forma atrevida, describirla en una frase. Una película que ha tocado mi corazón, y espero también, si se animan a verla, pueda tocar el suyo.