Reseña del libro “Cartas Encontradas (1966 – 1974)” entre Rosario Castellanos y Raúl Ortiz y Ortiz

 

Por Víctor Daniel López  < VDL >

Twitter @vicdanlop

 

 

Volumen publicado en 2022 por Fondo de Cultura Económica que reúne muchas de las cartas intercambiadas entre Rosario Castellanos y Raúl Ortiz y Ortiz durante casi una década, en la cual la escritora mexicana se encontró unos años en Estados Unidos, para posteriormente viajar a Israel siendo la embajadora de México en el país, y en donde habría de morir.

Las cartas fueron proporcionadas por la sobrina de Ortiz para que la editorial pudiera compilarlas en esta obra que nos permiten tener una mirada todavía más próxima e íntima a las vidas, y en específico, la amistad entre Rosario Castellanos (poeta, cuentista, novelista, ensayista, maestra de filosofía, diplomática, feminista) y Raúl Ortiz y Ortiz (ensayista, traductor, diplomático y director de la Escuela de Extranjeros de la Universidad Nacional Autónoma de México). En ellas podemos leer las depresiones que ocasionalmente sufrían ambos, pero en especial Rosario, que por eso parecía estar huyendo de México, siempre escapando, siempre teniendo una vida activa que ocupara su mente. Raúl, desde México va contándole lo que acontece en el país y con la universidad nacional, que fue justo en donde se conocieron.

La amistad distante entre dos seres que comparten pasiones, como el cine y la literatura. Se intercambian opiniones, entablan conversaciones, casi debates, epistolares. Cartas que nunca llegaron, pero cuya pérdida no importa para una amistad que hace siempre frente a fantasmas y a fronteras. El reencuentro en Israel, el regreso y la añoranza. Dos amigos, que aquí los vemos como eso más que como artistas o intelectuales, que se demuestran su cariño, su lealtad, y cuánto se extrañan, se piensan, pero que siempre, siempre, están para hablarse.

“Cartas encontradas” resulta ser un baúl, tal vez no de secretos desempolvados, pero sí de tesoros que fueron para ellos esos días lejanos de amistad en palabras, de amistad y de palabras. El prólogo alcanzó a escribirlo el propio Raúl, quien falleció en 2016 (el libro llevaba ya años de trabajo). Rosario lo hizo mucho antes que él, y Raúl la extrañó con locura. En las cartas podemos descubrir, con escalofríos, cómo en un par de veces Rosario hace bromas alusivas a “prenderse de la lámpara” o a “morir justo antes de ser embajadora”. Recordemos que poco tiempo después sucedió el trágico accidente que pondría final a su vida y literatura, a causa de una descarga eléctrica provocada por una lámpara de mesa.

Dos grandes intelectuales, apostadores por la transformación en la educación, amantes del arte y la literatura, fueron grandes amigos. Y aquí, somos capaces de bañarnos un poco de esa luz.