Por José Luis Ayala Ramírez

Twitter: @ayala1788

 

Regresamos al cine italiano a la corriente cinematográfica más importante que ha dado este país, por supuesto nos referimos al Neorrealismo. Ya tuvimos la oportunidad de ver a Vittorio De Sica, ahora a Cineastas llega otros de los grandes, que bien puede ser el antípodas del cine del director de Ladrón de bicicletas, un punto de vista mucho más trágico y desolador de la época de la post guerra pero sin dejar a un lado el realismo que caracteriza a esta corriente. Él es claro Roberto Rossellini.

Se trataba de un director sumamente estricto en cuanto al control de sus películas y los guiones, buscando siempre crear el mayor realismo posible en la proyección de sus historias, lo que le llevo a filmar muchas de sus cintas con actores no profesionales, de echo pocas veces trabajo con interpretes reconocidos a nivel mundial, aunque claramente aquí habría que destacar la serie de películas en las que dirigió a la que se convertiría en su esposa, la mítica Ingrid Bergman, la cual fue una de las historias de amor más controversiales que ha dado el mundo de la farándula.

Volviendo a la parte cinematográfica podemos dividir el cine de Rossellini en dos etapas, la primera; la más aclamada, su etapa neorrealista, donde dirigió algunos de los clásicos más grandes de Italia. Como lo mencionaba anteriormente el estilo de este director es muy trágico, golpeador y desesperanzador, creaba pasajeros desoladores, su visión de la post guerra es árida, triste, pero a la vez muy humana donde los personajes son reventados para llevarnos a lo más profundo de su ser, su filmografía está llena de protagonistas que de alguna forma están condenados desde el inicio, y lo que hace Rossellini es conducirnos por el camino de espinas junto con ellos para terminar noqueándonos con desenlaces desgarradores, pero que de alguna forma el cineasta se las ingeniaba para darnos un rayo de luz entre tanta oscuridad, pudiendo ser algo contradictorio pero a la vez necesario.

Tras su separación de Bergman (relación que le dejo varios hijos incluyendo la actriz Isabella Rossellini), el director siguió haciendo cine que se ambientaba en la guerra, ya no era neorrealismo como tal pero los conflictos bélicos seguía siendo lo constante dentro de su cine, esto hasta llegar a su etapa de películas hechas para la televisión, la mayoría de ellos biopics de grandes figuras que iban desde Sócrates, Descartes hasta Jesucristo, pero siempre imprimiendo su sello personal, buscando el lado más humano de estos personajes.

Un director cuyo cine es muy personal, perfeccionista, realista, tan desesperanzador pero también muy humano. Asi es el cine de Roberto Rossellini, uno de los mejores realizadores italianos de todos los tiempos que hoy se hace un espacio en nuestra sección Cineastas en Alegato.

“El arte es subjetivo, se vuelve objetividad cuando sus destinatarios, después, se dejan envolver por él”.- Roberto Rossellini

3 películas para recomendar

Roma, ciudad abierta. Probablemente el filme más aplaudido y reconocido en la carrera de Rossellini, una historia de cierta forma coral donde se mezclan numerosos interesantes personajes y donde entran temas como la Gestapo, la resistencia y la religión hasta llegar a un climax poderoso y trágico. Considerada la mejor película neorrealista de la historia por numerosos críticos y listas especializadas.

Alemania, año cero. Es interesante ver como Rossellini no solo enfoco su cine a Italia como contexto geográfico, sino a otros países donde también tuvo afectaciones tras la SGM, en este caso en la ciudad de Berlín, vista a través de los ojos de un niño que es solo uno de los tantos afectados tras los horrores de la guerra. Muy grande a nivel visual y con un final de esos que te rompen el corazón.

Europa 51. La mejor película donde dirigió a su amada Ingrid, donde además ella se come la pantalla en un personaje sumamente hermoso, lleno de matices y nuevamente alcanzada por la tragedia luego del suicidio de su único hijo. Otra vez el desenlace es para enmarcar, donde se expone mejor que nunca como se crea esperanza entre tanta tragedia que sucede en pantalla. Una joyita del cine italiano.