Por José Luis Ayala Ramírez

Probablemente no sea el mejor cineasta de la actualidad, pero sin duda Paul Thomas Anderson es el Orson Welles de nuestra generación, por su narración tan clasicista, sus movimientos milimétricos con la cámara, sus historias llenas de aristas que buscan exhibir los puntos negativos del sueño americano, sus personajes shakesperianos que sucumben ante la tragedia, todo esto que caracteriza al director de There will be blood esta expuesto en su nueva obra Inherent Vice, basada en la novela del post modernista Thomas Pynchon.

Este sin embargo no es el Paul Thomas Anderson de The Master ni mucho menos el de There wll be blood, si bien la decadencia del sueño americano que ha caracterizado a su filmografía continua intacta con un libreto que expone la corrupción en todos sus ámbitos, la puesta en escena, la atmósfera y el cachondeo nos hace darnos cuenta desde el inicio que estamos ante el mismo hombre que hizo Boogie nights, un filme con toques de comedia, explotando el contenido sexual a todo su potencial y una clara intención de no tomarse las cosas tan en serio, todo eso también es Inherent Vice, pero que aun con todo su cachondeo que el director de imprime, también no deja de haber rastro de un señor que mueve la cámara como nadie hoy en día, planos secuencia, paneos que son todo un deleite de la puesta en escena.

Sin embargo a pesar de que se trata de un guion sin apenas fisuras y un trabajo tan notable como siempre en la cámara, esta vez Anderson no ha terminado por convencerme por completo, una de las razones principales es que no se si se trate de una comedia, un thriller o un film noir, probablemente sea las tres y eso es lo que me ha sacado del juego en más de una ocasión, misma situación que tuve con un filme con el que se puede comparar como fue El gran Lebowski de los Coen. Demasiada cachonda para tomármela en serio pero con mucha profundidad en el desarrollo de la historia para creer que es solo una comedia de despiporre total, que dicho sea de paso sus gags nunca sacaron una sonrisa de mi boca.

También es necesario mencionar que los secundarios están muy desaprovechados, de muchos de ellos hubiera querido mayor presencia durante el metraje, pero en varios sus apariciones son apenas anecdoticas, recayendo todo el peso de la historia en un Doc Sportello que tiene mucho de El Nota, pero como vuelvo a repetir, no siendo fan de aquella película de culto muy difícilmente lo seré de Inherent Vice.

Doc Sportello encuentra su piel en un Joaquin Phoenix como siempre esplendido aunque alejado de sus mejores trabajos, mientras que Josh Brolin esta únicamente cumplidor, su personaje no me parece nada del otro mundo, sin embargo el cachondeo, la lujuria y la provocación vienen por parte de la femme fatale en turno Katherine Waterston quien en cada una de sus apariciones hace muestra de; sus encantos si, pero también de una mirada penetradora y una voz que seduce, maravillosa.

Inherent Vice no es el tipo de filme que me hace poner a Thomas Anderson entre los grandes de la actualidad pero donde hace gala nuevamente de su sello actoral y nos lleva al rincón más oscuro de su atrevimiento, espero eso si, que en su próximo trabajo el Welles actual regrese con más fuerza que nunca tras su cachondeo.