Por José Luis Ayala Ramírez

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Australia ha sido una camada muy importante de cineastas que han triunfado después en el mercado hollywoodense, de ahí han salido nombres como los de , George Miller, Baz Luhrmann, Chris Noonan, pero sin duda el más representativo de todos es el maestro Peter Weir, al que homenajeamos en nuestra sección Cineastas.

El originario de Sidney comenzó su carrera por los años 70s con películas producidas en su país, consolidándose como uno de los mejores realizadores de su nación no tardó en dar el gran salto a Hollywood en los años 80s, donde rápidamente se convirtió en uno de los favoritos tanto de la crítica como del público.

Weir es un director ampliamente prolífico que ha abarcado una buena cantidad de géneros y temas dentro de sus películas, aunque no se puede visualizar uno que destaque dentro de su filmografía, si se puede observar a un narrador muy preocupado por la evolución de sus personajes, pues se nota una clara progresión dramática si se analiza como inician sus protagonistas y como terminan al llegar los títulos de crédito, casi siempre esta transformación marcada por la tragedia.

En aspectos visuales Weir es un realizador bastante hábil y limpio en su puesta en escena, generalmente sus producciones llevan elementos artificiales poco notorios ya que se conjugan perfecto con la narrativa; además de que sabe utilizarlos sin ser desproporcionados lo que da la sensación de naturalidad y realismo.

Pasando por el género bélico, el thriller, de la comedia romántica a la comedia sofisticada hasta el de aventuras épicas, Peter Weir ha demostrado siempre su valía como un serio realizador tanto para contar una historia como para crear una secuencia, por todo esto y mucho más merece un lugar dentro de este espacio de Cineastas.

3 películas para recomendar:

Testigo en peligro. Se trata de la primera película de Weir en la industria hollywoodense, un relato muy cercano al típico conflicto racial pero donde el suspense, la intriga figura por encima del resto. Nominada a varios premios Oscar, le dio hasta el momento su única postulación al galardón al señor Harrison Ford.

La sociedad de los poetas muertos. Se trata de una de esas películas que ha ganado numerosos seguidores a través de los años, pues irremediablemente atrae ya sea por su mensaje cultural, el preciso retrato del estudiante adolescente, pero sobre todo por el personaje e interpretación de Robin Williams, la despedida del entrañable maestro es uno de los momentos icónicos del cine de los 80s.

El show de Truman. Una comedia poética, reflexiva, una sátira acerca del mundo en que vivimos, una eterna critica a los medios, a la manipulación de la televisión. Jim Carrey nunca ha estado mejor; Ed Harris da vida a un atípico villano, la combinación del drama y la comedia pocas veces ha sido tan bien equilibrada como en esta película, probablemente la obra maestra de Weir, una joya que gana con los años y los visionados.