«La Apoteosis de THE MARS VOLTA» en Pepsi Center

 

Por Erick Gálvez Ayala 

Twitter: @Alcaceltser

 

 

Día común en la CDMX, personas detrás del volante desesperadas tratando de llegar a su casa, o algún otro lugar. Soy uno de ellos, estoy atorado en Insurgentes, tengo tiempo suficiente pero el simple hecho de estar en un auto y no poderte mover en ocasiones puede ser el peor dolor de cabeza.

Son las 20:20 hrs estoy dentro del lugar, me han dicho que me equivoque de entrada, me formó en una fila que fácilmente tiene a 400 personas antes, avanza rápido y unos minutos después consigo entrar. Primera parada el baño, luego una cerveza, para después definir el mejor lugar posible. En el escenario esta un grupo que no conozco, Teri Gender Bender fundadora de Le Butcherettes va quitando se la ropa conforme avanza su espectáculo, un performance peculiar, poco tiempo pudimos verlos.

Ya estamos instalados, las luces se apagan, el escenario nos muestra el bajo, guitarra, batería, percusiones, los pedales y una iluminación que será fantástica. Sale la banda, cada uno toma su lugar, Omar Rodríguez toma la guitarra a perfil zurdo, Cedric Bixler toma el micrófono para comenzar el show, ellos son The Mars Volta, pero los acompañan músicos que rozan el virtuosismo, del otro lado, los presentes en el recinto no son de aquellas personas que se dejan guiar por lo que dicta la moda, han venido a ver a una de las bandas que mayor carrera tienen sin tener una gran cantidad de hits, aún hay público para estos genios.

La iluminación se torna suave, un color lila adorna el canto de Cedric  que empieza suave, no arrullador sino escalofriante, con «Vicarious Atonement» el público esta estático, los celulares impiden ver a la banda, estamos frente a esas agrupaciones que debes ver en vivo antes de morir (no exagero). Mala suerte, estamos en la línea que da hacia los sanitarios, por tanto, la gente pasa contantemente y esto comienza a molestarme. Siguiendo con las canciones, la segunda interpretación es «Roulette Dares (The Haunt Of)» con la que, comenzó la locura, la fuerza de la banda siempre ha sido esos cambios rítmicos tan marcados, capaces de hacerte volar y también de saltar desenfrenadamente. Desde la primera nota las luces ofrecen un espectáculo visual aparte mientras la banda no dejara de tocar hasta el final, no hay opción de silencio o espacio entre canciones.

«L´Via  L Viaquez» ubicado en la calle de Dakota retumba el lugar con esos riffs que ejecuta el hombre de sombrero negro, los móviles vuelven a salir, la percusión toma mayor protagonismo cuando cambian hacia ese ritmo que podría considerarse, salsa. Un momento maravilloso, una pieza interpretada con tintes latinos, soul e incluso con un poco de jazz. «Graveyard Love» del disco del año pasado es una pieza madura, la banda ha sabido crecer sin ningún tipo de complejo, Cedric cada vez es mejor cantante. «Cygnus Vismund Cygnus» de aquel gran álbum Frances The Mute es la encargada de continuar la velada, psicodélica, poderosa, distorsión rítmica, fúrica.

«Shore Store» nos hace mirar las luces entre amarillas y doradas, quizás no es la mejor canción de la banda, pero si que es buena, otra de sus canciones más recientes. «Cicatriz Esp» nos recordó nuevamente sus orígenes de aquel 2003 al igual que «Televators» ese viaje profundo que trae la nostalgia, aunque con una multitud queriendo siempre más, mucho más. «Drunkship Of Lanterns» fue una tormenta emocional, un bajo intenso, guitarras celestiales, toda una mirada al rock and roll. Una batería que resuena como batucada en nivel máximo.

La recta final llegó con «The Widow«, tal vez el mayor hit de la banda (si así se le puede decir) ya estábamos poseídos por un grupo que pareciera ser una maquina apabullante, demoledora, incesante, todos coreábamos la canción, y nuevamente la iluminación nos proyectaba más al fondo de la música. El cierre fue con: «Son Et Luimiere» e «Inertiatic«, esta ultima su canción más emblemática, aunque sabíamos que estaba cerca el final, la música nos había trasladado hacia un sin fin de emociones, todo había quedado de lado durante esos 90 minutos. Los recuerdos y la confirmación de que esta banda vive un segundo aire esa inevitable.

The Mars Volta tuvo una presentación memorable, nos dejó con ganas de escucharlos por más tiempo, pero no nos quedó a deber, nos dio una catedra musical y visual de lo que debe de ser un concierto de rock, aunque hubo jazz, soul y hasta tintes latinos. Después de la apoteosis, reconocemos que aquí está la nueva generación que liderará el género de cuero y bragueta, un sorbo de frescura siempre es necesario, donde estén ellos, nosotros estaremos.

 

«¿Cuantas veces hecho arder todo?» Graveyard Love